jueves, 27 de febrero de 2020

“Enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) y embarazo: lo que los obstetras deben saber”.

Resumen y traducción del artículo “Enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) y embarazo: lo que los obstetras deben saber”.

Autor: Sonja A. Rasmussen, MD, MS, John C. Smulian, MD, MPH, John A. Lednicky, PhD, Tony S. Wen, MD, Denise J. Jamieson, MD, MPH
American Journal of Obstetrics and Gynecology
18 de febrero de 2020

Resumen, Traducción y aclaraciones hechas 
por Jaime Barrios Nassi MD ESP. en Ginecoobstetricia y Gerencia en Salud de la Universidad de Cartagena, y Epidemiología de la universidad Juan N. Corpas.


Este es un artículo está pendiente de edición por parte de la revista “American Journal of Obstetrics and Gynecology”

Términos a conocer 

2019-nCoV: coronavirus novel de 2019 (nombre anterior para COVID-19 y SARS-CoV-2) 

Número de reproducción básica: estimación del número de individuos que se infectarán de una sola persona en una población donde todos los individuos son susceptibles 

CDC: EE. UU. Centros de Control y Prevención de Enfermedades

COVID-19: enfermedad por coronavirus 2019 (anteriormente llamada coronavirus novel 2019 (2019- CoV) - enfermedad causada por SARS-CoV-2

MERS: síndrome respiratorio del Medio Oriente

MERS-CoV: síndrome respiratorio de Medio Oriente por coronavirus  - virus que causa el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS)

Respirador N95: dispositivo de protección respiratoria que elimina al menos el 95 por ciento de las partículas de prueba muy pequeñas (0.3 micras), también llamado respirador de máscara filtrante N95

SARS: síndrome respiratorio agudo severo

SARS-CoV: coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo - virus que causó el síndrome respiratorio agudo severo (SARS)

SARS-CoV-2: virus coronavirus-2 del síndrome respiratorio agudo severo (nombre actual del nuevo coronavirus, según el Comité Internacional de Taxonomía de Virus) - virus que causa COVID-19

OMS - Organización Mundial de la Salud


 Resumen

La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) es una enfermedad emergente con un rápido aumento en
casos y muertes desde su primera identificación en Wuhan, China, en diciembre de 2019. 

Hay pocos datos disponibles sobre COVID-19 durante el embarazo; sin embargo existe información sobre otras enfermedades asociadas con otros coronavirus altamente patógenos (es decir, síndrome respiratorio agudo severo (SARS, Mortalidad 10 %) y síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS -Mortalidad 7 %) podría proporcionar información sobre los efectos de COVID-19 (Mortalidad 2.9 % en la población general).

El comportamiento de COVID-19 varía desde síntomas leves en un 80%, 17 % enfermedad severa y un 3 % de mortalidad.

En el embarazo los coronavirus causan enfermedades que varían en severidad desde el resfriado común hasta severas enfermedades respiratorias y muerte. 

Actualmente los principales factores de riesgo para el COVID-19 incluyen viajes desde China continental (especialmente la provincia de Hubei) o contacto cercano con personas infectadas dentro de los 14 días posteriores a los síntomas.

Los datos sugieren un período de incubación de aproximadamente 5  días (rango de 2-14 días). La edad promedio de los pacientes hospitalizados ha sido de 49 a 56 años, con un 45% mayores y con una enfermedad subyacente. Los niños rara vez han sido reportados. En el sexo masculino es más frecuente.

Las manifestaciones más frecuentes incluyen fiebre, tos, mialgia, dolor de cabeza y diarrea. Las pruebas anormales incluyen anomalías en las imágenes radiográficas de tórax, linfopenia, leucopenia y trombocitopenia. 

Los informes iniciales informan que el síndrome de Distrés Respiratorio (SDRA) se desarrolla en el 17-29% de los pacientes hospitalizados. La Tasa global de letalidad parece ser aproximadamente 1%; sin embargo, los datos iniciales pueden sobreestimar esta tasa. 

En dos informes que describen 18 embarazos con COVID-19, todos fueron infectados en el tercer trimestre y los hallazgos clínicos fueron
similares a las no embarazadas. El sufrimiento fetal y el parto prematuro se presentaron en algunos
casos, 2 embarazos de los 18 fueron partos por cesárea, y la prueba de SARS-CoV-2 fue
negativa en todos los bebés.

Los datos sobre SARS y MERS en el embarazo son escasos. Para el SARS, la serie más grande de 12
embarazos tuvieron una tasa de letalidad del 25%. Las complicaciones incluyeron SDRA en 4. La coagulopatía intravascular en 3, insuficiencia renal en 3, neumonía bacteriana secundaria en 2, y sepsis en 2 pacientes. La ventilación mecánica fue tres veces más probable en las embarazadas.

Entre las 7 infecciones del primer trimestre, 4 terminaron en aborto espontáneo. 4 de 5 mujeres con SARS después de 24 semanas de gestación parieron prematuros. 

Para el MERS-CoV, hubo 13 casos en embarazadas, de los cuales 2 fueron asintomáticos, identificados como parte de una investigación de contacto; murieron tres pacientes (23%). 2 embarazos terminaron en muerte fetal y 2 nacieron prematuros. 

No hay evidencia de transmisión in utero en el SARS o MERS.

Actualmente, EE. UU. No ha aprobado tratamientos específicos para coronavirus

Debido a que COVID-19 podría aumentar el riesgo de complicaciones durante el embarazo, su manejo debe ser óptimo en un centro de atención médica con atención materna y fetal.

Monitoreo

Los principios de manejo de COVID-19 en el embarazo incluyen aislamiento temprano,
procedimientos agresivos de control de infecciones, oxigenoterapia, evitación de sobrecarga de líquidos, antibióticos de forma empírica (evitar el riesgo de infección bacteriana), SARS-CoV-2 y pruebas de coinfección, evaluación fetal y monitorización de la contracción uterina, ventilación mecánica temprana para la falla respiración progresiva, planificación del parto en forma individualizada y un enfoque basado en equipo con múltiples especialidades.

Dónde consultar

La información sobre el COVID-19 está aumentando rápidamente. Los clínicos deben continuar siguiendo
el sitio web de los CDC para mantenerse actualizado con la información más reciente.
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-nCoV/hcp/index.html

Se ha demostrado que las infecciones emergentes tienen un impacto importante en las mujeres embarazadas y sus fetos, con mayor riesgo de complicaciones en embarazadas en el 2009 con el virus de la influenza pandémica H1N1
y los graves efectos fetales del virus Zika como ejemplos recientes.

La aparición de un coronavirus no visto previamente en humanos, reportado por primera vez en Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019, ha atraído mucho interés en todo el mundo. Desde entonces, el número
de los casos reportados han aumentado rápidamente, con más de 51,800 casos confirmados por laboratorio y 1,600 muertes al 16 de febrero de 2020. 

Además de China, los casos se han extendido a otros 25 países incluyendo 15 casos en los Estados Unidos, mostrando un crecimiento casi exponencial de los casos reportados.

Los números reportados son probablemente subestimados de los números reales ya que los casos más leves tienen menos probabilidades de ser reportados. 

El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró el brote como una emergencia de salud pública internacional; el 31 de enero de 2020, los Estados Unidos declararon una emergencia de salud pública, y el (CDC) emitieron una cuarentena federal para 195 estadounidenses que viajaron desde Wuhan, China, su primera cuarentena federal en más de 50 años.

El 11 de febrero, la nueva enfermedad por coronavirus (anteriormente conocida como nuevo coronavirus 2019
(2019-nCoV)) recibió un nombre oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS),

Enfermedad por coronavirus 19 

El virus SARS-CoV-2 o COVID-19 es un coronavirus de ARN monocatenarios(una sola cadena), virus encapsulado, que produce enfermedades que varían en gravedad desde el resfriado común hasta enfermedades graves y fatales. 

El término coronavirus deriva de la forma de corona de las partículas del virus.En las últimas dos décadas, otros dos coronavirus que causan enfermedades respiratorias graves en humanos han surgido: coronavirus agudo severo del síndrome respiratorio (SARS-CoV) y el síndrome respiratorio coronavirus del Medio Oriente (MERS-CoV). Con la aparición del SARS-CoV-2 se han identificado 120 coronavirus que pueden causar enfermedades respiratorias graves. 

En un corto período de veces, este nuevo coronavirus ha causado más casos de enfermedad de los que se informaron para MERS y SARS combinados. Aquí resumimos lo que se sabe actualmente sobre COVID-19 y lo que sirve para la práctica de obstetras y sus pacientes embarazadas. 

Se sabe poco actualmente sobre COVID-19 en el embarazo, por lo que se revisó la información disponible sobre los efectos del SARS y el MERS

EL SARS Y EL EMBARAZO

El síndrome respiratorio agudo severo (SARS) es causado por el coronavirus SARS (SARS-CoV). Los informes de la aparición de SARS-CoV aparecieron en febrero de 2003, con el primer caso observados en la provincia de Guangdong en China. El virus se propagó a casi 30 países en todo el mundo, lo que resultó en más de 8000 casos y 770 muertes. Se colocó bajo control después de las medidas de control de salud pública para reducir el contacto con infectados y no se han visto casos desde 2004. 

Las Manifestaciones de SARS consisten en fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, malestar general y mialgia. Se observó diarrea en algunos pacientes. La neumonía casi siempre se observó en pacientes diagnosticados con SARS, con requerimiento de ventilación en el 10-20% de los casos. La tasa de letalidad se estimó en 9-10% 

Se cree que el reservorio natural del SARS-CoV son los murciélagos; o tal vez los civetas (tipo de felinos) o el mapache japonés,  como posibles fuentes de estas enfermedades.

El SARS es transmitido por contacto cercano de persona a persona a través del contacto de las membranas mucosas del tracto respiratorio con gotitas respiratorias formadas cuando una persona infectada tose o estornuda. También se ha informado transmisión fecal-oral y transmisión por fómites.

La Propagación en el aire debido a la inhalación de partículas pequeñas también puede ser posible. 

La Transmisión al personal sanitario se dio con frecuencia durante el brote de 2003, con superdifusión (cuando un solo pacientes transmiten la infección a un número desproporcionado de contactos).

El período de incubación tuvo una media de 4,6 días, con un rango de 2-14 días. La transmisión ocurre con mayor frecuencia durante la segunda semana de enfermedad cuando la excreción viral es más alta; no hay evidencia de que una persona con SARS es contagiosa antes del inicio de los síntomas.

Los resultados del embarazo variaron según el trimestre de presentación, en el primer trimestre, hubo abortos espontáneos, interrupciones del embarazo y bebés sanos a término. Despues de las 24 semanas de gestación, varias dieron a luz prematuramente, varias cesárea debido al deterioro de las pacientes.

En el grupo de Hong Kong la tasa de letalidad fue del 25%. Los hallazgos clínicos y de laboratorio fueron similares a los observados en las no embarazadas. Se observó neumonía en la radiografía de tórax o TC en todos los pacientes. 

Las complicaciones incluyeron el síndrome de dificultad respiratoria del adulto, coagulación intravascular diseminada, insuficiencia renal, neumonía bacteriana secundaria y sepsis.

Embarazadas en el tercer trimestre presentaron bebés con pesos al nacimiento adecuados, también se presentaron neonatos con síndrome de dificultad respiratoria que requería surfactante (28 semanas de gestación), y con displasia broncopulmonar. También 
complicaciones gastrointestinales, incluida perforación yeyunal (26 semanas) y enterocolitis necrotizante con perforación ileal (28 sem.). No se pudo inferir si estas complicaciones gastrointestinales estaban relacionadas con complicaciones del SARS o su tratamiento o si fueron secundarias al parto prematuro y la restricción del crecimiento intrauterino. 

En conclusión el embarazo parece no tener efecto sobre los síntomas clínicos o el tiempo de presentación después del inicio de los síntomas. Sin embargo, las complicaciones y los resultados adversos fueron más frecuentes en embarazadas: tuvieron una estadía hospitalaria más larga, más propensas a desarrollar insuficiencia renal, sepsis y CID, y ha ingresar a UCI. 40% requirieron ventilación mecánica, en comparación con el 13% de pacientes no embarazadas (p = 0,07). Las mujeres embarazadas también fueron significativamente más propensos a morir (p = 0.01).

En los informes adicionales de otros países también el comportamiento fue similar, sin transmisión del virus tipo vertical.

Los hospitales en Toronto y Hong Kong instituyeron medidas en los servicios de obstetricia para disminuir la transmisión a mujeres embarazadas, sus familias,
y demás trabajadores de la salud.

Los visitantes fueron examinados para detectar síntomas en la entrada del hospital y usaron respiradores filtro N95. 

Se limitó a un acompañante por paciente en trabajo de parto y parto, sin visitas permitidas en el posparto. Las estancias posparto se redujeron en duración con una visita domiciliaria de enfermería posparto añadida.

Se pidió a las puerperas que siguieran una cuarentena domiciliaria de 10 días. Los trabajadores de la salud fueron pidieron observar una cuarentena laboral en la que se les pidió que fueran directamente de su casa al trabajo y viceversa para minimizar la interacción en la comunidad. Servicios obstétricos considerados como
no esenciales como la ecografía de rutina y el diagnóstico prenatal se suspendieron. 

Aunque no se evaluó el impacto de estas intervenciones, puede ser de beneficio para ayudar al manejo COVID-19.

El MERS y sus efectos en mujeres embarazadas

El Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS) es una enfermedad respiratoria causada por MERS-
CoV. La enfermedad se identificó por primera vez en Arabia Saudita en 2012, con propagación a otros países de la península arábiga y, finalmente, a países fuera de la península arábiga, incluido Estados Unidos.

El brote más grande fuera de la Península Arábiga fue en la República de Corea en 2015. Casi 2.500 casos de enfermedad MERS-CoV y más de 860 muertes. 

Las manifestaciones de MERS incluye enfermedad respiratoria grave caracterizada por fiebre, tos y dificultad para respirar. Algunos pacientes diarrea. 

La tasa de letalidad se estimo en 35-40 %. Sobre todo en ancianos de sexo masculino y con una enfermedad subyacente.

Un grupo de pacientes con infección por MERS-CoV son asintomáticos (identificados por pruebas de contactos). El período de incubación promedio es de 5.2 días, con un rango de 2-13 días. Al igual que con SARS, MERS se transmite principalmente de persona a persona a través del contacto cercano, con transmisión de secreciones. 

Desde el 2016, el número de casos se ha reducido drásticamente, los casos en embarazadas han aportado la siguiente información:

La manifestación y el comportamiento de ingreso a Uci fue similar a los demás pacientes .
Los bebés nacieron sanos, sobre todo las de madres asintomáticas, por lo que se intuye que no hay transmisión vertical.
Hubo muertes intrauterinas fetales a las embarazadas con compromiso vital.


ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS 2019 (COVID-19)

Características clínicas, epidemiológicas y virales

La enfermedad respiratoria causada por el nuevo coronavirus (ahora conocido como SARS-CoV-2)
se observó por primera vez en diciembre de 2019 en Wuhan, provincia de Hubei, China. La OMS fue notificada de un brote de neumonía de etiología desconocida el 31 de diciembre de 2019. 

Entre el 31 de diciembre de 2019 y el 3 de enero de 2020, se informaron 44 casos a la OMS. 

El 7 de enero de 2020, las autoridades chinas identificaron un nuevo coronavirus como la causa.
El virus se ha propagado rápidamente primero a través de Wuhan y luego a otras áreas de China y otros
países en el mundo. Los primeros datos sugirieron una asociación con los mercados de pescados, provocando el cierre de este.


El SARS-CoV-2 es un betacoronavirus similar al SARS-CoV y MERS-CoV .Los datos de secuenciación muestran que el SARS-CoV-2 está estrechamente relacionado con los coronavirus encontrados en los murciélagos, con más del 85% de identidad de nucleótidos con un CoV similar a SARS de murciélago.

El virus tiene 79% de compatibilidad de nucleótidos con el SARS-CoV y aproximadamente 50% para MERS-CoV.

La aparición de estos virus en humanos se atribuyó a la traspaso de un huésped: el virus "saltó" de una especie huésped intermediario (p. Ej.,gatos de civeta para SARS-CoV y camellos de dromedario para MERS-CoV) a humanos.

Las manifestaciones clínicas de COVID-19 son similares a las de SARS y MERS.  Los estudios de pacientes hospitalizados con COVID-19 muestran que se desarrollan neumonía grave con 23-32% de ingresos a UCI y de estos 17-29% murieron.

Entre los pacientes hospitalizados, del 4 al 15% murieron (incluidos asintomáticos y sintomáticos). La edad promedio de los pacientes hospitalizados fue 49-56 años, con 32-51% con una enfermedad subyacente. La mayoría (54-73%) pacientes eran hombres. 

Niños con COVID-19 son raramente identificados, con escasa cantidad de  niños(<1% del total), y la mayoría de los identificados tenían síntomas leves.

Las Manifestaciones comunes entre hospitalizados.
fueron fiebre (83-100%), tos (59-82%), mialgia (11-35%), dolor de cabeza (7-8%) y
269 ​​diarrea (2-10%). Todos los pacientes tenían anormalidades en la imagen radiográfica del tórax.

Se cree que la transmisión de persona a persona del SARS-CoV-2 es similar a la transmisión de la influenza y otros patógenos respiratorios; Las gotas respiratorias se producen cuando los infectados tosen o estornudan y estas gotas son inhaladas por contactos cercanos.

No está claro si la infección puede transmitirse por fómites. La transmisión fecal-oral puede ser posible, dado que el SARS-CoV-2 ha sido identificado en muestras de heces.

El número de reproducción básico, R0 (el número promedio de las personas que se infectaran de una sola persona infectada) se ve afectada por factores como la duración de la infección, la transmisibilidad del patógeno y el número de contactos susceptibles. 

El Sarampión, que es altamente infeccioso, tiene un R0 de 12-18, mientras que la gripe H1N1 2009 y el SARS tienen un R0 de 1.2-1.6 y 2-5, respectivamente.

Para el SARS-CoV-2 el R0 es de 2.2 (IC 95%, 1.4 a
3.9). Al igual que con el SARS y el MERS, la transmisión nosocomial desempeña un papel clave en la transmisión al 29% de los profesionales de la salud afectados y el 12% de las mujeres embarazadas

En medio de un brote en rápida evolución que podría tener efectos significativos en nuestra infraestructura médica y de salud pública, deben incluirse las embarazadas en los planes de preparación y respuesta. 

En brotes anteriores, los médicos a veces han sido reacios a tratar o vacunar a mujeres embarazadas debido a preocupaciones por la seguridad fetal.

Es prioritario que a las embarazadas no se le nieguen intervenciones potencialmente salvadoras en el contexto de una paciente grave a menos que haya una razón convincente para excluirla. Como con todo las decisiones sobre el tratamiento durante el embarazo, sopesando cuidadosamente los beneficios y daños.

En el sistema de vigilancia para los casos de COVID-19 establecido, es esencial que la información sobre el estado del embarazo, como los resultados maternos y fetales, se recopilen y se informarán. 

La Susceptibilidad y gravedad de COVID-19 en el embarazo

Aunque los datos son limitados, no hay evidencia de otras infecciones graves por coronavirus (SARS y MERS) que las mujeres embarazadas son más susceptibles a la infección por coronavirus. Así
Hasta ahora, en este brote de nueva infección por coronavirus, más hombres han sido afectados que mujeres.

Los síntomas más comunes de COVID-19 son fiebre y tos, (80%). En un primer reporte de embarazadas en el tercer trimestre la presentación clínica fue similar a la observada a los adultos, con fiebre, tos, mialgias, y dolor de garganta y malestar general. También linfopenia en algunas  y neumonía en todas, sin necesidad de ventilación mecánica, y ninguna mortalidad. Todas las mujeres tuvieron un parto por cesárea, y el Apgar de 8-9 a 1 minuto y 9-10 a 5 minutos. 

En una segunda serie de 9 embarazos con
10 bebés (un grupo de gemelos) informados por Zhu et al., los síntomas aparecieron antes del parto (1-6
días) en 4, el día del parto en 2, y después del parto (1-3 días) en 3 casos. La presentación clínica  fue similar a la observada en pacientes no embarazadas, sufrimiento fetal en 6, 7 fueron partos por cesárea y 6 bebés nacieron prematuros. Estos informes son limitados.

Guía de viaje para embarazadas

Se han instituido recomendaciones de viaje para limitar la exposición de personas en los Estados Unidos. Todas las personas, incluidas las mujeres embarazadas, no deben viajar a China. 

Los médicos deben obtener un historial de viaje detallado para todos los pacientes y deben
pregunta específicamente sobre viajes en los últimos 14 días a áreas que han experimentado una transmisión generalizada de SARS-CoV-2. 

Actualmente esto se limita a China, pero esta situación está evolucionando rápidamente y obstetras deben estar alertas a la situación global consultando el sitio web de los CDC y siguientes cobertura mediática.

Vacunación en el embarazo.

Actualmente no existe una vacuna para prevenir COVID-19. Desde la publicación de un SARS-CoV-2
secuencia genética de virus en línea el 10 de enero de 2020, múltiples organizaciones, incluida el Instituto Nacional de Salud, han estado trabajando para desarrollar rápidamente una vacuna COVID-19.

El desarrollo de esta vacuna se basa y se beneficia del trabajo en las vacunas SARS y MERS. Sin embargo, no se sabe qué tan rápido puede estar fácilmente disponible una vacuna segura y efectiva.

Medidas de control de infecciones y pruebas de diagnóstico.

Todos los pacientes, incluidas las mujeres embarazadas, deben ser evaluados por fiebre y signos y síntomas de una infección respiratoria. Idealmente, los procedimientos de detección deben ser pre hospitalarios. Por ejemplo, al programar citas, pacientes se debe ser instruido que hacer si tienen síntomas respiratorios el día de su cita, asesorarse por teléfono. Aquellos pacientes con síntomas respiratorios deben ser separados de otros pacientes en espera y se les debe colocar una mascarilla. 

Las Pacientes que cumplen con los criterios para un paciente bajo investigación es la que presenta sintomatología respiratoria y ha estado en contacto con personas infectadas, debe colocarse inmediatamente en una sala de aislamiento de infección (salas de un solo paciente a presión negativa). Una vez en aislamiento, se puede quitar la máscara facial del paciente. El personal de atención médica debe cumplir precauciones estándar, de contacto y prevención respiratoria, notificando a las autoridades sanitarias.

Tomar las muestras respiratorias superiores e inferiores y serología, también se pueden enviar otras muestras [heces y orina].

Manejo de COVID-19 en el embarazo

El primero es el Aislamiento, procedimientos agresivos de control de infecciones, pruebas de SARS-CoV-2 y coinfección,oxigenoterapia según sea necesario, evitar la sobrecarga de líquidos, antibióticos empíricos (debido al riesgo de infección bacteriana secundaria), monitoreo de la actividad fetal y uterina, ventilación mecánica temprana para insuficiencia respiratoria progresiva, planificación individualizada del parto y un enfoque basado en el equipo con consultas de especialidades múltiples (recuadro 2). 

Se recomienda la gestión en equipo para
embarazos en un centro de atención médica y trato deben óptimo con Capacidad para proporcionar vigilancia para la detección temprana de un deterioro Materno como fetal.

Los cambios en el patrón de frecuencia cardíaca fetal pueden ser un indicador temprano de deterioro de la función  respiratoria.

En mujeres embarazadas, y en los casos más severos, la ventilación mecánica podría no ser suficiente para apoyar la oxigenación adecuada. Si eso ocurre, la literatura limitada sugiere un papel potencial de la oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) en el embarazo; el uso solo debe considerarse en centros que tienen experiencia con esta técnica.

Las decisiones relacionadas con el parto deben considerar la edad gestacional del feto y debe hacerse junto con el neonatólogo.

Actualmente no hay medicamentos antivirales aprobados por los alimentos y medicamentos. Aunque se usan antivirales de amplio espectro en animales se están evaluando modelos de MERS para determinar su actividad contra el SARS-CoV-2.

Los Corticosteroides para el tratamiento de la neumonía asociada a coronavirus debe evitarse a menos que se indiquen otras indicaciones.

El seguimiento de las pacientes debe realizarse en consulta con especialistas en enfermedades infecciosas y materno-fetales. Toda la orientación debe considerarse sujeta a revisión como datos adicionales sobre embarazadas con COVID-19 están disponibles.

Aunque la experiencia limitada y no se ha identificado casos de transmisión materno-fetal, han aparecido informes en los medios de un bebé de 30 horas de nacido que fue diagnosticado con COVID-19, lo que sugiere la posibilidad de transmisión in utero.

Series de infectadas en el tercer trimestre del embarazo no identificó evidencia de laboratorio de transmisión vertical. 

Dada la falta actual de información, parece razonable suponer que los recién nacidos de una madre con COVID-19 en el momento del parto podrían infectarse, ya sea en el útero o perinatalmente, y por lo tanto debe ser aislado para evitar la transmisión a otros bebés.

La separación temporal de una madre enferma y su bebé, como se recomendó durante la pandemia de H1N1,51, parece prudente.

Se desconoce si COVID-19 puede transmitirse a través de la leche materna. Somos conscientes de un solo informe de la prueba de SARS-CoV de la leche materna en una madre que se había recuperado del SARS y no se detectaron ARN virales; sin embargo, la muestra se recolectó aproximadamente 130 días después del inicio de la enfermedad.

Hasta que haya datos adicionales disponibles, las madres que tienen la intención de amamantar
y están lo suficientemente bien como para extraer la leche materna, debería alentarse a hacerlo;y dárselos al bebé. La lactancia materna puede ser recomendada después de que ella ya no se considera infecciosa. No hay datos disponibles para guiar el tiempo de
separación y deberá decidirse caso por caso después de la discusión entre la infectólogos y neonatólogos.

Conclusiones

El brote de COVID-19 está aumentando rápidamente en número de casos, muertes y países.

Se desconoce mucho sobre el virus y sus efectos, incluidos sus modos de transmisión, El número reproductivo básico (R0), los factores de riesgo de enfermedad y la tasa de letalidad. 

Aunque los casos están principales entre en China, muy probablemente existirá una propagación global del virus. 

En la actualidad, se dispone de datos limitados sobre mujeres embarazadas con COVID-19 en las cuales basarse, sin embargo tenemos el antecedente de otras infecciones por coronavirus que impactaron severamente a las embarazadas.

Los sistemas de vigilancia para casos de COVID-19 deben incluir información sobre el embarazo, así como los resultados maternos y fetales. 

Es importante estar atento a la propagación de la enfermedad y poder proporcionar una implementación rápida del control y manejo de brotes una vez que el virus llega a una comunidad. 

Atentos a Intervenciones para manejar cualquier infección respiratoria severa, sobre todo si está embarazada con COVID-19 e implementar inmediatamente un modelo de atención basado en equipos de atención.
            
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-nCoV/hcp/clinical-criteria.html#foot1
  

domingo, 9 de junio de 2019

Infecciones Urinarias Recurrentes en mujeres post menopausicas

Infecciones urinarias en mujeres posmenopáusicas

Un estudio de UT Southwestern sugiere por qué las infecciones urinarias (IU) tienen una tasa de recurrencia alta en posmenopáusicas

Autor: Nicole J.De Nisco, MichaelNeugen, JasonMull; LumingChen, et al Fuente: Journal of Molecular Biology https://doi.org/10.1016/j.jmb.2019.04.008

Nombres del estudio : “Direct Detection of Tissue-Resident Bacteria and Chronic Inflammation in the Bladder Wall of Postmenopausal Women with Recurrent Urinary Tract Infection”.

Puntos destacados y resumen

Diversas especies bacterianas fueron aisladas del tejido de la vejiga y la orina de pacientes con IUR (Infecciones Urinarias Recurrentes) posmenopáusicas.
Se utilizó la detección directa de acúmulo de bacterias de tamaño y ubicación variables dentro de la pared de la vejiga de pacientes con infecciones urinarias recurrentes.
Se comprueba la respuesta activa de las células B plasmáticas en la mayoría de las biopsias de pacientes posmenopáusicas con infecciones urinarias recurrentes.

Las infecciones del tracto urinario (IU) son las infecciones más frecuentes en mujeres adultas y tienen altas tasas de recurrencia, especialmente en mujeres posmenopáusicas. La IU recurrente (IUR) reduce en gran medida la calidad de vida, supone una carga importante para el sistema sanitario y contribuye a la resistencia a los antimicrobianos.

Debido a que el tratamiento de las IUR con antibióticos a largo plazo es a menudo ineficaz o mal tolerado en mujeres ancianas, se deben desarrollar nuevas terapias (nota personal al final del texto).

La base molecular de las IUR, especialmente en mujeres posmenopáusicas, no ha sido clara porque investigar el modelo en ratones es difícil, y los datos en humanos son limitados. Se supone que la invasión del urotelio y la inducción de la inflamación del huésped son mecanismos clave por los cuales los patógenos bacterianos causan IUR.

Para ampliar nuestra comprensión de IUR en humanos, realizamos un análisis sistemático de muestras de biopsia de orina y vejiga de mujeres posmenopáusicas sometidas a cistoscopia con fulguración de trigonitis en el tratamiento avanzado de IUR refractario a los antibióticos.

Proporcionamos evidencia directa de que las bacterias residen en la pared de la vejiga de los pacientes con IUR posmenopáusicas y que se pueden aislar diversas especies bacterianas del tejido de la vejiga.

La puntuación histopatológica reveló edema significativo y alteraciones de la arquitectura urotelial en las biopsias de pacientes IUR. Los linfocitos, incluidas las células B plasmáticas, se detectaron en el mesénquima y en el urotelio en la mayoría de los pacientes, lo que indica que la respuesta inmune adaptativa local está activa durante la IUR humana.

Estos datos proporcionan evidencia concluyente de que las bacterias invaden el urotelio humano y sugieren que diversas especies bacterianas y la respuesta inmune adaptativa desempeñan papeles importantes en IUR en los seres humanos.

La diversidad bacteriana, la resistencia a los antibióticos y la respuesta inmune adaptativa juegan un papel importante en esta enfermedad, sugiere el estudio.

"Nuestros hallazgos representan un paso en la comprensión de las IUR en mujeres posmenopáusicas", dijo el Dr. Orth, también investigador del prestigioso Instituto Médico Howard Hughes, que tiene la Cátedra Earl A. Forsythe en Ciencias Biomédicas y es un W.W. Caruth, Jr. Académico en Investigación Biomédica en la UTSW. "Necesitaremos utilizar métodos distintos a los antibióticos para tratar esta enfermedad, ya que ahora observamos diversos tipos de bacterias en la pared de la vejiga de estos pacientes".

Desde la llegada de los antibióticos en la década de 1950, los pacientes y los médicos han confiado en los antibióticos para el tratamiento de las infecciones de las vías urinarias.

"Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, surgieron problemas importantes de alergia y resistencia a los antibióticos, lo que llevó a situaciones muy difíciles y complejas para las que quedan pocas opciones de tratamiento y la vida de uno puede estar en peligro", dijo el Dr. Philippe Zimmern, Profesor de Urología. y un autor co-senior. "Por lo tanto, este nuevo conjunto de datos en mujeres afectadas por IUR ejemplifica lo que puede lograr una colaboración multidisciplinaria entre el laboratorio y la clínica".

Las IU son uno de los tipos más comunes de infecciones bacterianas en las mujeres, ya que representan casi el 25 %de todas las infecciones. La recurrencia puede variar desde 16 a 36 % en mujeres premenopáusicas hasta 55 % después de la menopausia.

Los factores que se cree conducen a tasas más altas de IU en mujeres posmenopáusicas incluyen prolapso de órganos pélvicos, diabetes, falta de estrógeno, pérdida de Lactobacilli en la flora vaginal y aumento de la colonización de los tejidos que rodean la uretra por Escherichia coli (E. coli).

El equipo de UTSW, que incluyó a investigadores de Biología Molecular, Patología, Urología y Bioquímica, examinó las bacterias en las biopsias de vejiga de 14 pacientes con IUR utilizando marcadores fluorescentes específicos, una técnica que no se había utilizado para buscar bacterias en el tejido de la vejiga humana.

"Las bacterias que observamos son capaces de infiltrarse profundamente en el tejido de la pared de la vejiga, incluso más allá de la capa de urotelio", dijo la primera y coautora autora, la Dra. Nicole De Nisco, profesora adjunta de Ciencias Biológicas de la Universidad de Dallas que inició esta investigación como un becario postdoctoral en el laboratorio del Dr. Orth. "También descubrimos que la respuesta inmunitaria adaptativa es bastante activa en las IUR humanas".

Los estudios futuros se centrarán en la determinación de técnicas efectivas para eliminar estas bacterias y la inflamación crónica de la vejiga, encontrar nuevas estrategias para mejorar la respuesta del sistema inmunológico y señalar los diversos patógenos bacterianos involucrados en los IUE.

Nota Dr Barrios: en mi experiencia me ha ido bien con el tratamiento continuo con nitrofurantoina 100 mg diarios, previo tratamiento respaldado en antibiograma y estudio cistoscópicos para descartar otras patologías.

Tomado del portal de  Intramed

sábado, 30 de diciembre de 2017

RESUMEN "PARTO MODERNO, A QUÉ SEMANA'"


Parto Moderno, la Inducción del parto es mas segura a las 39 o a las 41 semanas?
Modern Day Laboring, Induction of Labor for Low-Risk Women: Is 39 the New 41?
Rohan D’Souza, MD, MSc, MRCOG - Mount Sinai Hospital- University of Toronto
Errol R. Norwitz, MD, PhD, MBA - Tufts University School of Medicine Boston

RESUMEN Y TRADUCCIÓN DR. JAIME BARRIOS NASSI MD. ESP.


La Inducción del parto (IOL) es la forma artificial de inducir un parto cuando se considera que hay más beneficios al binomio materno fetal que riesgos de un parto espontáneo.

Es una intervención obstétrica común (20% de todos los partos). Claro está que en embarazos de alto riesgo lo ideal es un parto entre las 37 y 38 semanas. El momento óptimo en embarazos de bajo riesgo aún no está claro.


En el 2004 la A(ACOG) Practice Bulletin sobre el manejo del embarazo postérmino señaló que los embarazos bien fechados que persisten más allá de 294 días (42 semanas) se asociaron con oligohidramnios, lesión al nacer, macrosomía, meconio síndrome de aspiración y muerte fetal por lo tanto sugirió la Inducción del parto a las 41 semanas independiente del método de inducción.

En 2012, los autores de una revisión sistemática sobre (IOL) concluyeron que, en comparación con el manejo expectante, la Inducción a 41 semanas era mejor y es la
Más utilizada en Estados Unidos.

En esta revisión, resumimos la evidencia más reciente para determinar si la IOL en embarazos de bajo riesgo a término debe diferirse hasta las 41 semanas o si 39 es el nuevo 41.


La morbilidad a corto plazo por síndrome de dificultad respiratoria (SDR), sepsis, hemorragia intraventricular y enterocolitis necrosante disminuye al aumentar la edad gestacional y la meseta después de 37 a 38 semanas.

La morbilidad a largo plazo como resultado de la retinopatía de la prematuridad (ROP) y la meseta de displasia broncopulmonar mucho antes alrededor de las 32 semanas;

El pico de ingreso a la unidad de cuidados intensivos neonatales (NICU) en torno a las 35 semanas.

Los trastornos del neurodesarrollo a largo plazo, como las convulsiones, el retraso del desarrollo / retraso mental y la parálisis cerebral también alcanzan su punto más bajo entre las 38 y 39 semanas de gestación.

Las probabilidades de desarrollar encefalopatía neonatal aumentan bruscamente a medida que la edad gestacional se prolonga más allá de las 39 semanas, aumentando a 13,2 veces a las 42 semanas.

Un gran estudio de cohortes retrospectivo realizado en California se centró en las tasas de complicaciones neonatales a término y mostró que las incidencias de meconio y macrosomía aumentan con el avance de la gestación, las tasas de complicaciones neonatales graves (fracturas de cráneo, lesiones del plexo braquial, convulsiones neonatales, Hiv, neonatal, sepsis, síndrome de aspiración de meconio y SDR se redujo en frecuencia del 3,6% a las 37 semanas al 1,8% a las 39 semanas antes de volver a aumentar al 2,3% a las 40 semanas y al 4,6% a las 43 semanas. De forma similar, las admisiones en la UCIN caen del 8,5% a las 37 semanas al 2,6% a las 40 semanas antes de aumentar nuevamente al 4,9% a las 43 semanas

Los nacidos muertos representan más muertes perinatales que las complicaciones de la prematuridad, las malformaciones congénitas o cromosómicas y el síndrome de muerte súbita del lactante combinado. La mayoría de los nacimientos de niños muertos no tienen explicación. Las tasas de muerte fetal no explicada aumentan bruscamente de 0.49 / 1000 embarazos en curso a las 39 semanas a 1.27 / 1000 a las 41 semanas.

El índice de riesgo perinatal incluye la probabilidad acumulada de muerte perinatal (mortinatos preparto, mortinatos intraparto y muertes neonatales dentro de las cuatro semanas posteriores al nacimiento) en una semana gestacional determinada multiplicada por 1000. Estudios anteriores demostraron que el índice de riesgo perinatal fue más bajo en los nacimientos que ocurren a las 38 semanas (menos de 2/1000 nacimientos), aumentando bruscamente a aproximadamente 6,0 y 4,5 / 1000 para los nacimientos que ocurren a las 42 semanas en las mujeres nulíparas y multíparas, respectivamente.


La mortalidad infantil, que se refiere a las muertes en el primer año después del nacimiento, aumenta con el avance de la edad gestacional de 1/1000 embarazos en curso a las 39 semanas a 6/1000 a las 43 semanas.

A pesar de una batería de pruebas clínicas, bioquímicas y radiológicas disponibles y algoritmos predictivos, todavía estamos no es capaz de predecir con precisión la muerte fetal, y la tasa de muerte fetal en los Estados Unidos se ha mantenido inalterable.

Una política de Cesárea electiva de rutina a las 39 semanas podría evitar 2 muertes fetales por 1000 embarazos en curso o 6000 vidas salvadas en los Estados Unidos, que excede por mucho la eficacia de cualquier otra estrategia preventiva propuesta hasta la fecha.

La IOL rutinaria a las 39 semanas tiene el potencial de ser igualmente beneficiosa. El tiempo óptimo de nacimiento para el feto en embarazos únicos de bajo riesgo según esto es el parto antes de las 40 semanas de gestación; la única pregunta es si debería ser de 37 a 38 semanas o 39 semanas.

Si bien el parto a las 37 a 38 semanas puede asociarse con la mortalidad perinatal más baja, aumentaría el riesgo de SDR, ingreso a la UCIN, ventilación mecánica e hipoglucemia.

El parto a las 39 semanas aumentaría la mortalidad perinatal de 0.7 / 1000 (a las 37 semanas) a 1.4 / 1000 (a las 39 semanas), pero simultáneamente reduciría en 6 veces el riesgo de otros eventos adversos.


Una preocupación importante con respecto a la IOL es que puede aumentar la tasa de Cesáreas y complicaciones relacionadas. Los primeros estudios que sugerían tal asociación eran principalmente observacionales y estaban sujetos a sesgos inherentes y errores metodológicos serios (como falta de poder, protocolos inconsistentes, ausencia de maduración cervical previa a la inducción y falta de control de paridad, condiciones comórbidas maternas o paso del tiempo). Se le achacaba que la inducción del parto podría aumentar las cesáreas , La evidencia más reciente demuestra que esto no es cierto.

En una revisión sistemática 2012 que comparó IOL con respecto al manejo expectante de las mujeres al término o más allá que incluyó 22 ensayos controlados aleatorios (ECA) y 9383 mujeres, la mortalidad perinatal fue de 1/3730 para el grupo de IOL y 13/3677 para el grupo de manejo expectante.


El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE. UU. concluyó que el IOL se asoció con una duración del parto más corta y tasas más bajas de Cesáreas, sin diferencias en las tasas de infección materna, parto vaginal operatorio, desgarros perineales mayores, hemorragia postparto (HPP), o necesidad de transfusión de sangre. Además, los grandes estudios poblacionales sobre embarazos de bajo riesgo sugieren que, además de un mayor riesgo de Cesáreas, cada semana sucesiva de gestación después de las 39 semanas se asocia con un aumento en otras complicaciones maternas , como la morbilidad febril, las laceraciones perineales mayores y la HPP.

Otras preocupaciones que se han planteado sobre la IOL de rutina a una edad gestacional más temprana son relativamente menores. La prematurez iatrogénica (la entrega inadvertida de un bebé prematuro), que una vez fue un problema grave, casi ha desaparecido con el uso más liberal de la ecografía temprana de citas. Las preocupaciones sobre la "medicalización" de un proceso fisiológico por lo demás normal, aunque un debate en curso en algunas comunidades, pueden abordarse con relativa facilidad revisando los datos sobre la seguridad del paciente y las mejoras en los resultados maternos y perinatales. Aunque no se dispone de datos precisos sobre el costo de la LIO rutinaria versus el manejo expectante continuo a las 39 semanas, los análisis efectivos de costos de situaciones comparables (como el embarazo postérmino y la rotura prematura de membranas) han demostrado ahorros significativos con IOL, se ha demostrado que la satisfacción del paciente es mayor con el IOL frente al manejo expectante en situaciones clínicas comparables.



Las Conclusiones son que Si una mujer embarazada sana le pregunta cuál es la edad gestacional óptima para que dé a luz a su bebé, ¡la respuesta es 39 semanas! Continuar con el embarazo más allá de las 39 semanas de gestación se asocia con un aumento pequeño pero constante en el riesgo de muerte fetal así como en otros eventos adversos como RDS, ingreso a la UCIN, ventilación mecánica e hipoglucemia. Además, con el advenimiento de nuevos agentes maduradores cervicales, sus riesgos son mínimos.

Entonces, ¿por qué la renuencia a cambiar la práctica? ¿Se necesita otro Estudio grande para establecer el beneficio más allá de una duda razonable? ¿Realmente necesitamos más estudios de preferencia del paciente? La reproducción humana es un proceso costoso y complicado. Los médicos de atención obstétrica podemos hacer muy poco con respecto a los eventos adversos que ocurren al principio del embarazo, como la implantación fallida, el aborto espontáneo recurrente, la insuficiencia cervical o el nacimiento prematuro. Pero podemos minimizar las lesiones y la pérdida al final del embarazo. Treinta y nueve semanas y fuera! ¡Salvado de nacimiento!

martes, 30 de mayo de 2017

PREVENCIÓN DEL EXCESIVO AUMENTO DE PESO EN EL EMBARAZO

¿Se puede prevenir el excesivo aumento de peso durante el embarazo?

Se hallaron pruebas de alta calidad de que las intervenciones de dieta o ejercicio, o ambas, ayudan a reducir el aumento de peso excesivo durante el embarazo. También podrían reducir los partos por cesárea.

Dieta o ejercicio, o ambos, para prevenir el aumento de peso excesivo durante el embarazo.

Autores: Benja Muktabhant, Theresa A Lawrie, Pisake Lumbiganon, Malinee Laopaiboon

Antecedentes: Ésta es una actualización de una revisión Cochrane publicada por primera vez en 2012, número 4. El aumento de peso excesivo durante el embarazo se asocia con resultados maternoinfantiles deficientes como diabetes gestacional, hipertensión arterial, cesárea, macrosomía y mortinatalidad. Las intervenciones de dieta o ejercicio, o ambos, podrían reducir el aumento de peso gestacional excesivo (GWG, por sus siglas en inglés) y los resultados deficientes asociados; sin embargo, las pruebas de la revisión original no fueron concluyentes.

Objetivos: Evaluar la efectividad de las intervenciones de dieta o ejercicio, o ambos, para prevenir el aumento de peso excesivo durante el embarazo y las complicaciones del embarazo asociadas con este aumento.


Estrategia de búsqueda: Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Embarazo y Parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth Group) (5 noviembre 2014), se estableció contacto con los investigadores de los estudios en curso previamente identificados y se examinaron las listas de referencias de los estudios recuperados.


Criterios de selección: Ensayos controlados aleatorios (ECA) de intervenciones de dieta o ejercicio, o ambos, para prevenir el aumento de peso excesivo durante el embarazo.

Obtención y análisis de los datos: Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente los ensayos para la inclusión y el riesgo de sesgo, extrajeron los datos y verificaron su exactitud. Los ECA se organizaron de acuerdo con el tipo de intervención y de datos agrupados utilizando un modelo de efectos aleatorios con el programa informático Review Manager. También se realizaron análisis de subgrupos según el riesgo inicial de efectos adversos relacionados con un control deficiente del peso. Se realizó un análisis de sensibilidad para evaluar la solidez de los hallazgos.

Resultados principales: Se incluyeron 65 ECA, de los cuales 49 ECA, que incluyeron a 11 444 mujeres, aportaron datos para el metanálisis cuantitativo. Veinte estudios estaban en riesgo de sesgo de moderado a alto. Las intervenciones del estudio principalmente consistieron en dieta sola, ejercicio solo e intervenciones de dieta y ejercicio combinados, habitualmente comparadas con la atención habitual. Los métodos de estudio variaron mucho; por lo tanto, se estimó el efecto promedio entre los estudios y se realizó un análisis de sensibilidad, cuando resultó apropiado, excluyendo los valores atípicos y los estudios con riesgo de sesgo elevado.

Las intervenciones de dieta o ejercicio, o ambos, redujeron el riesgo de GWG excesivo de media un 20% global (cociente de riesgos promedio [CR] 0,80; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,73 a 0,87; participantes = 7096; estudios = 24; I² = 52%). Esta estimación fue robusta al análisis de sensibilidad, lo cual redujo la heterogeneidad, y en consecuencia estas pruebas se calificaron como de alta calidad.

Las intervenciones de dietas con baja carga glucémica, ejercicio supervisado o no supervisado solo, o dieta y ejercicio combinados produjeron reducciones similares en la cantidad de pacientes con aumento excesivo de peso durante el embarazo.

Las pacientes tratadas con intervenciones de dieta o ejercicio, o ambos, tuvieron más probabilidades de presentar un GWG bajo respecto a los grupos de control (CR promedio de 1,14; IC del 95%: 1,02 a 1,27; participantes = 4422; estudios = 11; I² = 3%; pruebas de calidad moderada). No se hallaron diferencias entre los grupos de intervención y de control respecto de la preeclampsia (CR 0,95; IC del 95%: 0,77 a 1,16; participantes = 5330; estudios = 15; I² = 0%; pruebas de alta calidad); sin embargo, la hipertensión materna (que no es un criterio de valoración preestablecido) se redujo en el grupo de intervención en comparación con el grupo de control general (CR promedio 0,70; IC del 95%: 0,51 a 0,96; participantes = 5162; estudios = 11; I² = 43%; pruebas de baja calidad).

No hubo diferencias claras entre los grupos respecto al parto por cesárea general (CR 0,95; IC del 95%: 0,88 a 1,03; participantes = 7534; estudios = 28; I² = 9%; pruebas de alta calidad); si bien la estimación del efecto sugirió una pequeña diferencia (5%) a favor de las intervenciones. Además, para las intervenciones de asesoramiento de dieta y ejercicio combinados hubo una reducción del 13% (-1% a 25%) en este resultado (significación estadística marginal).

No se encontraron diferencias entre los grupos respecto al parto prematuro general (CR promedio 0,91; IC del 95%: 0,68 a 1,22; participantes = 5923; estudios = 16; I² = 16%; pruebas de calidad moderada); sin embargo, una cantidad limitada de pruebas sugirió que estas estimaciones del efecto pueden diferir según los tipos de intervenciones, con una tendencia a favor de un aumento del riesgo para las intervenciones de ejercicio solo.

No se hallaron diferencias claras entre los grupos de intervención y de control con respecto a la macrosomía infantil (CR promedio 0,93; IC del 95%: 0,86 a 1,02; participantes = 8598; estudios = 27; I² = 0%; pruebas de alta calidad), si bien la estimación del efecto sugirió una pequeña diferencia (reducción del 7%) a favor del grupo de intervención. El tamaño del efecto más grande se produjo en el grupo de intervención con ejercicio supervisado solo (CR 0,81; IC del 95%: 0,64 a 1,02; participantes = 2445; estudios = 7; I² = 0%), que obtuvo significación estadística (p = 0,07).

Además, en el análisis de subgrupos por riesgo, las pacientes con alto riesgo (pacientes con sobrepeso u obesas o pacientes que padecen o que tienen riesgo de diabetes gestacional) tratadas con las intervenciones de asesoramiento de dieta y ejercicio combinados presentaron una reducción del 15% en el riesgo de macrosomía infantil (CR promedio 0,85; IC del 95%: 0,73 a 1,00; participantes = 3252; estudios = nueve; I² = 0; P = 0,05; pruebas de calidad moderada)

No hubo diferencias en el riesgo de resultados neonatales deficientes, incluida la distocia de hombros, hipoglucemia neonatal, hiperbilirrubinemia o traumatismo obstétrico (todas las pruebas de calidad moderada) entre los grupos de intervención y de control; sin embargo, los lactantes de pacientes de alto riesgo tuvieron un riesgo reducido de síndrome de dificultad respiratoria si las madres estuvieron en el grupo de intervención (CR 0,47; IC del 95%: 0,26 a 0,85; participantes = 2256; estudios = dos; I² = 0%; pruebas de calidad moderada).

Conclusiones de los autores

Las pruebas de alta calidad indican que la dieta o el ejercicio durante el embarazo, o ambos, pueden reducir el riesgo de GWG excesivo. Otros beneficios pueden incluir un riesgo más bajo de parto por cesárea, macrosomía y morbilidad respiratoria neonatal; en especial, en pacientes de alto riesgo tratadas con intervenciones combinadas de dieta y ejercicio. También podría disminuir la hipertensión materna.

El ejercicio parece ser un componente importante para controlar el aumento de peso durante el embarazo; además, se necesita más investigación para establecer guías seguras. La mayoría de los estudios incluidos se realizaron en países desarrollados y no queda claro si estos resultados se pueden aplicar de forma amplia en contextos de bajos ingresos.

Resumen en términos sencillos
Intervenciones de dieta y ejercicio para prevenir el aumento de peso excesivo durante el embarazo

El problema: Una gran proporción de mujeres gana más peso del recomendado durante el embarazo. El aumento de peso excesivo durante el embarazo está asociado con complicaciones como diabetes, hipertensión arterial, cesárea y neonatos macrosómicos. Esta revisión pretendió determinar si las medidas de dieta o ejercicio, o ambos, pueden prevenir el aumento de peso gestacional excesivo (GWG), y si eran seguras.

Cómo se realizó la revisión: Es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 2012 y se actualizó hasta noviembre de 2014 y solo incluyó ensayos controlados aleatorios (ECA) en la revisión actualizada. Se agruparon los estudios de acuerdo con los tipos de intervenciones y según los tipos de participantes, es decir, pacientes con peso normal (el grupo de bajo riesgo), todas las pacientes embarazadas (el grupo de riesgo mixto) y pacientes con sobrepeso u obesas, o pacientes que padecen o están en riesgo de padecer diabetes gestacional (el grupo de alto riesgo).

Hallazgos: Se incluyeron 65 ensayos controlados aleatorios, de los cuales 49 ensayos que incluían a 11 444 mujeres aportaron datos. Veinte estudios presentaban un riesgo de sesgo de moderado a alto. Las dietas analizadas fueron: de bajo contenido en azúcar (baja carga glucémica), diabética, hipocalórica o de bajo contenido en grasas, con o sin diarios de alimentos y pesaje regular. Las intervenciones de ejercicio fueron mayormente de intensidad moderada e involucraban caminatas regulares, y clases de ejercicios aeróbicos o baile. Por lo general, el grupo de comparación o de control recibió atención habitual.

En general, las intervenciones de tratamiento del peso produjeron una reducción en la cantidad de pacientes que aumentaron de peso en forma excesiva en un quinto (20%; rango 13% a 27%) durante el embarazo. Estas pruebas se consideraron como de alta calidad.

En términos generales, no se hallaron beneficios claros con ninguna de las intervenciones de dieta o de ejercicio, o ambos, en otros resultados como preeclampsia, cesárea, parto prematuro y tener un bebé de más de 4 kg de peso (macrosomía); aunque no se pudo descartar un pequeño efecto en la cesárea (5% de disminución) y la macrosomía (7% de reducción), en especial en mujeres tratadas con intervenciones de asesoramiento de dieta y ejercicio combinados. También hubo una tendencia de reducción de la macrosomía con las intervenciones de ejercicio supervisado solo.

Las intervenciones también redujeron la hipertensión materna (hipertensión arterial). No se hallaron diferencias claras entre los grupos de estudio respecto de la mayoría de las complicaciones neonatales; excepto por el hecho de que en las mujeres con alto riesgo, los neonatos de las madres del grupo de intervención tuvieron menos probabilidades de sufrir dificultad respiratoria (síndrome de dificultad respiratoria) que los del grupo de control. Estas pruebas eran mayormente de calidad moderada.

Los estudios tuvieron diferencias en los tipos de intervenciones, los tipos de participantes (por ejemplo respecto al índice de masa corporal [IMC], la cantidad de embarazos anteriores y la edad), la implementación de la intervención (si la intervención se incorporó durante las visitas prenatales o por separado, a cargo de un nutricionista), el momento de las mediciones, el momento de inicio de la intervención (primero, segundo o tercer trimestre), la intensidad de la intervención y de qué manera se controló o supervisó. La mayoría de los estudios incluidos se realizaron en países desarrollados y no queda claro si estos resultados se pueden aplicar de forma amplia en contextos de bajos ingresos.

Conclusiones

Se hallaron pruebas de alta calidad de que las intervenciones de dieta o ejercicio, o ambas, ayudan a reducir el aumento de peso excesivo durante el embarazo. También podrían reducir los partos por cesárea (en especial con las intervenciones combinadas de dieta y ejercicio) y la hipertensión materna. Además, se redujeron las probabilidades de tener un bebé de más de 4 kg de peso y de que el recién nacido presentara dificultad para respirar después del parto, especialmente en pacientes obesas. El ejercicio de intensidad moderada parecen ser un componente importante de las estrategias de control de peso durante el embarazo; sin embargo, se necesita más investigaciones sobre los efectos secundarios para elaborar guías seguras.

Autores
Benja Muktabhant1, Theresa A Lawrie2, Pisake Lumbiganon3, Malinee Laopaiboon4 Filiación 1Faculty of Public Health, Khon Kaen University, Department of Nutrition , 123 Friendship Highway , Khon Kaen , Thailand , 40002 2World Health Organization, Department of Reproductive Health and Research , Avenue Appia 20 , Geneva , Switzerland , 1201 3Khon Kaen University, Department of Obstetrics and Gynaecology, Faculty of Medicine , 123 Mitraparb Road , Amphur Muang , Khon Kaen , Thailand , 40002 4Khon Kaen University, Department of Biostatistics and Demography, Faculty of Public Health , 123 Mitraparb Road , Amphur Muang , Khon Kaen , Thailand

SOP EN ADOLESCENTES

Diagnóstico del síndrome de ovario poliquístico en adolescentes


Abreviaturas:
AOC: Anticonceptivo oral combinado
DHEAS: dehidroepiandrosterona sulfato
HOF: Hiperandrogenismo ovárico funcional
LH: hormona luteinizante
HSCNC: Hiperplasia suprarrenal congénita no clásica
MOP: Morfología del ovario poliquístico
SOP: Síndrome de ovario poliquístico
GFHS: Globulina fijadora de hormona sexual

Introducción

El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es la causa más común de anovulación hiperandrogénica crónica y la causa más común de infertilidad en mujeres jóvenes. También es un factor de riesgo para comorbilidades relacionadas con el síndrome metabólico y para el deterioro del bienestar y la mortalidad.

Evidencia considerable sugiere que el SOP tiene diversas causas, surgiendo como un rasgo complejo con contribuciones tanto de factores heredables como ambientales que afectan a la esteroidogénesis ovárica.

El hiperinsulinismo resistente a insulina, en parte relacionado con obesidad coexistente, es el factor no esteroidogénico más común. Sus interacciones complejas generalmente imitan un rasgo autosómico dominante con penetrancia variable: el trastorno se correlaciona en gemelos idénticos; cerca de la mitad de las hermanas son hiperandrogénicas, y la mitad de estas también tienen oligo-amenorrea y por lo tanto SOP; los ovarios poliquísticos parecen heredarse de forma autosómica dominante. Del 3% al 35% de las madres tienen SOP, y la prevalencia de síndrome metabólico es alta en padres y hermanos.

El hiperandrogenismo ovárico funcional primario (HOF) representa la gran mayoría del SOP. Pruebas de la función androgénica ovárica muestran que la mayoría tienen una hiperreactividad de la 17-hidroxiprogesterona a las gonadotrofinas en ausencia de un bloque esteroidogénico (HOF típico) y una supresión subnormal de la dexametasona por la testosterona; sólo una minoría tiene esta última anormalidad (HOF atípico). Una hiper-respuesta androgénica suprarrenal relacionada a la adrenocorticotrofina (hiperandrogenismo adrenal funcional primario) se asocia a menudo con HOF: ésta es la única fuente de andrógenos en un pequeño subconjunto de SOP.

El síndrome fue descrito por primera vez por Stein y Leventhal. Durante los últimos 25 años, se han desarrollado criterios diagnósticos internacionalmente aceptados para adultos en base a diversas combinaciones de hiperandrogenismo inexplicable, anovulación, y ovario poliquístico, que son todos abarcados por los criterios de consenso Rotterdam. Estos criterios generan 4 fenotipos, que están incluidos en un espectro de especificidad y severidad decreciente en la Tabla 1.

Tabla 1. Criterios diagnósticos para SOP en adultosa
Rosenfield RL. The polycystic ovary morphology-polycystic ovary syndrome spectrum. [Published online ahead of print August 27, 2014]. J Pediatr Adolesc Gynecol. 2015; 28(6): in press. aCriterios Rotterdam: todos involucran la exclusión de otras causas de hiperandrogenismo y anovulación bSociedad de SOP-Exceso de Andrógenos: reconoce sólo los fenotipos hiperandrogénicos

Estos criterios diversos fueron problemáticos cuando se aplicaron en adolescentes. Los ciclos anovulatorios son frecuentes en las adolescentes. Los signos comunes del hiperandrogenismo del adulto son menos confiables en los adolescentes: el hirsutismo se encuentra en una fase de desarrollo, y el acné vulgar es común.

Los niveles séricos de testosterona aumentan durante los ciclos anovulatorios; hay una escasez de información sobre valores confiables para los niveles de andrógenos en las adolescentes, y la medida en que el hiperandrogenismo adolescente predice el hiperandrogenismo adulto es poco clara. Además, la morfología del ovario poliquístico para los estándares de adultos es común en las adolescentes normales.

Las recientes guías clínicas de la Sociedad de Endocrinología sugieren que el SOP en adolescentes sea diagnosticado utilizando los criterios de hiperandrogenismo inexplicable y alteración menstrual anovulatoria persistente basados en los Institutos Nacionales de Salud.

Debido a que la evidencia presentada para apoyar esta conclusión era pobre, la Sociedad de Endocrinología Pediátrica invitó a representantes de sociedades internacionales de endocrinología pediátrica, de adultos y reproductiva, medicina del adolescente, y ginecología orientada a adolescentes para nombrar expertos a fin de definir criterios adecuados para el diagnóstico del SOP en la adolescencia.

Este consenso apoyó el criterio de anormalidad menstrual oligo-anovulatoria hiperandrogénica persistente en base a estándares adecuados de edad y etapa de desarrollo, que se resumen en la Tabla 2. El propósito de esta revisión fue utilizar estos criterios de consenso como un punto de referencia para abordar los conceptos erróneos comunes que se interponen como una barrera para el diagnóstico precoz y el tratamiento del SOP.

Tabla 2. Criterios diagnósticos para SOP en adolescentesWitchel S, Oberfield S, Rosenfield R, Codner E, Bonny A, Ibáñez L, et al. The Diagnosis of Polycystic Ovarian Syndrome during Adolescence Horm Res Pediatr. 2015; 83 (6):376–389.

EVIDENCIA DE UN GRADO ANORMAL DE ANOVULACIÓN EN ADOLESCENTES

"La anovulación en la mayoría de las adolescentes es asintomática"

La anovulación adolescente fisiológica es un fenómeno bien conocido: la mayor duración de los ciclos menstruales y el mayor grado de irregularidad menstrual en las adolescentes que en las mujeres adultas es debido a la mayor frecuencia de ciclos anovulatorios.

Sin embargo, hay un error muy extendido de que cualquier grado de amenorrea o irregularidad menstrual es aceptable. Más bien, la ciclicidad menstrual normal de las adolescentes sólo difiere ligeramente de la de las mujeres adultas en edad reproductiva: ciclos más cortos de 19 días o de más de 90 días son anormales en cualquier etapa; 75% de los ciclos menstruales varían desde 21 a 45 días durante el primer año post menarca (ginecológico), y el 95% de las niñas alcanzan una ciclicidad menstrual adulta de 21 a 40 días cerca de su quinto año ginecológico.

Por lo tanto, la anovulación en la mayoría de las adolescentes es asintomática, con un sangrado menstrual cíclico que por lo general se produce a intervalos de 21 a 45 días, incluso en los primeros años post menarca. Esta paradoja surge porque la función ovárica cíclica es generalmente inmadura durante estos intervalos.

La mayoría de los ciclos menstruales normales de las adolescentes que no son normalmente ovulatorios por criterios estándar tienen evidencia hormonal de insuficiencia lútea, lo que equivale a antecedente de ovulación con formación de un cuerpo lúteo inmaduro. Los cambios hormonales séricos durante los ciclos menstruales normales de las adolescentes confirman que se produce un desarrollo folicular cíclico inmaduro pero sustancial en este tipo de niñas y en algunas adolescentes sin cuerpo lúteo.

Un patrón de sangrado menstrual anormal ("anovulación adolescente sintomática ") es casi siempre el resultado de ciclos anovulatorios y motivo de preocupación si persiste. Las diversas manifestaciones de un grado anormal de anovulación adolescente, es decir, patrones de sangrado uterino que se producen en < 5% de las adolescentes, se resumen en la Tabla 3. La anovulación adolescente sintomática tiene un tasa de persistencia general a largo plazo de aproximadamente un tercio. Tabla 3. Tipos de sangrado uterino anormal (SUA) hallados en pacientes adolescentes con SOPModificado y reproducido con permiso de Rosenfield RL. Clinical review: Adolescent anovulation: Maturational mechanisms and implications. J Clin Endocrinol Metab. 2013; 98: 3572–3583. SUA: Sangrado uterino anormal. aLa edad ósea de 15 años puede ser sustituida por la edad cronológica en las niñas con una edad promedio de inicio de la pubertad más temprana de lo normal. Abarca SUA frecuente, intermenstrual, excesivo, y/o prolongado. Anteriormente denominado "hemorragia uterina disfuncional." Sin embargo, el riesgo de anovulación en curso es mayor para las adolescentes anovulatorias hiperandrogenémicas que para las no hiperandrogenémicas. Entre las niñas evaluadas por sangrado menstrual anormal sin signos clínicos de hiperandrogenismo, aproximadamente la mitad tenían niveles elevados de andrógenos. La reevaluación de estas pacientes ha demostrado que la hiperandrogenemia resuelve en aproximadamente la mitad y que el SOP es la causa más común de trastorno menstrual residual en curso. Además, en presencia de evidencia clínica de hiperandrogenismo, por ejemplo, hirsutismo o acné grave, la oligo-anovulación hiperandrogénica (es decir, el síndrome de ovario poliquístico) persistió por ≥ 3 años en ≥ 80%. En efecto, en una pequeña serie de adolescentes con testosterona libre elevada y HOF documentado, el seguimiento mostró que todas persistían con el SOP en la edad adulta joven. Por lo tanto, la curva actuarial que describe el pronóstico para la anovulación sintomática parece comprender 2 componentes: 1 para los casos hiperandrogenémicos, la mitad de los cuales persisten, y otro para los casos no hiperandrogenémicos, algunos de los cuales persisten. Los casos transitorios se deben a anovulación fisiológica. Los casos de hiperandrogenemia persistente son en su mayoría SOP, y los casos sin hiperandrogenemia persistente tienen alguna forma de hipogonadismo. En resumen, el sangrado uterino a intervalos más frecuentes de 19 días o menos frecuentes de 90 días es anormal incluso en el primer año post-menarca (Tabla 3). En ausencia de evidencia clínica de un trastorno endocrino, el sangrado menstrual anormal persistente durante 1 año lleva a un riesgo de irregularidad menstrual en curso de aproximadamente el 50%, y aproximadamente la mitad de los casos actuales tendrán SOP. Sin embargo, si existe evidencia clínica de SOP, como hirsutismo, el riesgo de alteración menstrual hiperandrogénica es alto. PRUEBAS CLÍNICAS Y BIOQUÍMICAS DE HIPERANDROGENISMO EN ADOLESCENTES El desarrollo de vello sexual (pelo terminal que se desarrolla con un patrón tipo masculino) y de la mayoría de las glándulas sebáceas depende de los andrógenos. El hirsutismo es considerado un signo clínico de hiperandrogenismo y equivalente a evidencia bioquímica de hiperandrogenismo en todos los criterios de adultos para SOP (Tabla 1), dado que la documentación de la hiperandrogenemia puede ser problemática. Sin embargo, este criterio es controvertido porque el hirsutismo leve se debe a factores étnicos o familiares más que a hiperandrogenemia la mitad de las veces, en contraste con el hirsutismo moderado-grave, que por lo general es debido a hiperandrogenemia. Por otra parte, la hiperandrogenemia se acompaña variablemente de hirsutismo: poco más de la mitad de los pacientes con SOP hiperandrogenémico lo presentan. Evidencia clínica de hiperandrogenismo El hirsutismo se define como vello sexual excesivo. El crecimiento del vello sexual es graduado comúnmente por la puntuación de Ferriman-Gallwey: una puntuación total de 8-15 define al hirsutismo leve, y de 16 a 24 al hirsutismo moderado en la población adulta general de los EE.UU. El hirsutismo debe ser distinguido de la hipertricosis, que se define como el crecimiento excesivo y generalizado del vello con un patrón de distribución no sexual, por ejemplo, predominantemente en los antebrazos y pantorrillas. Este crecimiento del pelo no es debido a un exceso de andrógenos. Puede tener una base étnica/hereditaria, o puede ser el resultado de malnutrición o de ciertos medicamentos, tales como fenitoína o ciclosporina. Los datos normativos magros que existen en la adolescencia sugieren que un nivel adulto de hirsutismo se alcanza 2 años después de la menarca o a los 15 años de edad: las puntuaciones de 3 a 4 para el labio superior aumentaron durante el transcurso de la pubertad hasta alcanzar una prevalencia adulta de < 3% en adolescentes de raza blanca y negra para el segundo año post-menarca. El acné, en lugar del hirsutismo, puede ser la única manifestación pilo sebácea de hiperandrogenismo. El acné comedónico es común en niñas adolescentes, pero el acné inflamatorio moderado o grave (es decir, > 10 lesiones faciales, Tabla 4) es infrecuente durante los años peri-menarca. Las niñas con acné persistente y con mala respuesta al tratamiento tópico son ordinariamente tratadas con anticonceptivos orales combinados (AOC), que llevan a menor producción ovárica de andrógenos, o con el retinoide sistémico Accutane. Debido a que la terapia con AOC enmascara el hiperandrogenismo del SOP subyacente, se recomienda que las pacientes con acné inflamatorio moderado-grave que no responde a tratamientos tópicos sean evaluadas para hiperandrogenemia antes de instituir tratamientos médicos sistémicos.

Tabla 4. Sistema de Puntuación del Acné para Adolescentes

Lucky AW, Biro FM, Simbartl LA, Morrison JA, Sorg NW. Predictors of severity of acne vulgaris in young adolescent girls: Results of a five-year longitudinal study. J Pediatr. 1997;130:30–39; Eichenfield LF, Krakowski AC, Piggott C, et al. Evidence-based recommendations for the diagnosis and treatment of pediatric acne. Pediatrics. 2013; 131(suppl 3):S163–186; Deplewski D, Rosenfield RL. Role of hormones in pilosebaceous unit development. Endocr Rev. 2000; 21:363–392. aLa cara, el pecho, los hombros y la espalda pueden ser clasificados separadamente. bComedones abiertos ("puntos negros") o cerrados ("puntos blancos") (>1 mm de diámetro). cPústulas, pápulas (≤ 5 mm) y nódulos (> 5 mm). La cicatrización debería señalarse por separado.

Evidencia bioquímica de hiperandrogenismo
La documentación del hiperandrogenismo requiere pruebas confiables con rangos normales bien definidos. Se recomienda la medición de la testosterona total y/o libre para iniciar la documentación de la hiperandrogenemia. La testosterona libre elevada en suero es el indicador simple más sensible de hiperandrogenemia porque la porción bioactiva de la testosterona sérica es la fracción libre. Las concentraciones séricas de la globulina fijadora de hormona sexual (GFHS) rigen la fracción de testosterona que está libre; se ven disminuidas por la obesidad y el exceso de andrógenos en sí.

La relación costo-eficacia de medir rutinariamente más andrógenos que testosterona libre y total no ha sido documentada, aunque la androstenediona puede ser considerada y el sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEAS) es ampliamente utilizado para evaluar el hiperandrogenismo adrenal. A pesar de que la dihidrotestosterona generada en los tejidos diana media la mayoría de los efectos de la testosterona, su nivel sérico es de poco valor diagnóstico.

Sin embargo, las determinaciones precisas de las concentraciones de la testosterona total y libre son a menudo problemáticas. El ritmo diurno, la fase del ciclo menstrual, y las concentraciones de GFHS son variables biológicas que influyen en las concentraciones de testosterona total. Los problemas metodológicos en relación con las determinaciones de testosterona abundan.

En particular, los ensayos de plataformas multicanal que son en la actualidad comúnmente utilizados por los laboratorios de los hospitales carecen de sensibilidad, especificidad y exactitud para la testosterona, aunque son buenos para la medición de GFHS y DHEAS. Algunos ensayos directos de testosterona total también son inexactos, pero otros son tan precisos como los radioinmunoensayos post-cromatográficos que han estado disponibles sólo a través de laboratorios especializados o los métodos de espectrometría de masas en tándem que están comenzando a suplantarlos.

Los análisis de testosterona libre confiables calculan la concentración de testosterona libre como el producto de la testosterona total y la fracción que está libre de unión a la GFHS (testosterona libre = testosterona total x porcentaje de testosterona libre). La mayoría de los métodos comunes calculan el porcentaje de testosterona libre a partir de la concentración de GFHS o determinan el porcentaje de testosterona libre por diálisis. Los ensayos de testosterona libre están menos estandarizados que los ensayos de testosterona total, lo que ha limitado su utilidad.

Los criterios utilizados para definir la hiperandrogenemia en adolescentes mujeres se ven confundidos por consideraciones del desarrollo. Sin embargo, poco después de la menarca, la testosterona sérica de las adolescentes alcanza niveles adultos. Por lo tanto, los niveles adultos de testosterona son un criterio adecuado en el que basar el diagnóstico de hiperandrogenemia.

Sin embargo, los niveles de testosterona aumentan a medida que los ciclos anovulatorios adolescentes se prolongan. Por lo tanto, los pocos datos disponibles sugieren que la anovulación fisiológica prolongada se corresponde con la mitad de los ciclos anovulatorios hiperandrogénicos que resuelven durante la adolescencia, como se discute en la sección anterior.

En resumen, la evidencia bioquímica de hiperandrogenismo, como se indica por elevación persistente de los niveles séricos de la testosterona total y/o libre por encima de lo normal para adultos y determinada por un laboratorio de referencia confiable, proporciona el apoyo más claro para la presencia de hiperandrogenismo en una adolescente con síntomas de SOP.

En la mayoría de los laboratorios de este tipo, el límite superior se aproxima a 55 ng/dl para la testosterona total y a 9 pg/ml para la testosterona libre. Sin embargo, un nivel de andrógenos elevado no debe considerarse una prueba de hiperandrogenismo en una adolescente por lo demás asintomática con síntomas anovulatorios a menos que la hiperandrogenemia y la anovulación persistan. En ausencia de disponibilidad de ensayos confiables para andrógenos, el hirsutismo moderado-grave constituye una evidencia clínica de hiperandrogenismo. El acné vulgar inflamatorio moderado-grave que no responde a los medicamentos tópicos es una indicación para evaluar una posible hiperandrogenemia.

EL DILEMA DE LA MORFOLOGÍA DEL OVARIO POLIQUÍSTICO EN LA ADOLESCENCIA

Desde un punto de vista histopatológico, el ovario poliquístico se caracteriza por un excesivo número de pequeños folículos antrales que son retenidos antes de la etapa preovulatoria del desarrollo (lo que explica la apariencia poliquística), agrandamiento de los ovarios, engrosamiento capsular, e hiperplasia y luteinización del estroma tecal.

Ecográficamente, la morfología del ovario poliquístico (MOP) ha sido definida en adultos por criterios de consenso como un ovario con un volumen > 10.0 ml por una fórmula simplificada o un recuento de folículos antrales pequeños (2-9 mm de diámetro) ≥ 12 por ovario. Sin embargo, existe evidencia de que estos criterios son problemáticos en las adultas jóvenes, sobre todo porque las técnicas de imágenes vaginales de alta definición más nuevas muestran que recuentos de hasta 24 folículos antrales pequeños son normales.

Los criterios de MOP para adultos son especialmente problemáticos cuando se aplican en adolescentes. Por un lado, no puede definirse un recuento preciso de folículos antrales mediante el enfoque ecográfico abdominal necesario en adolescentes vírgenes. Por otra parte, incluso si se obtiene un recuento preciso de los folículos por resonancia magnética, los criterios de adultos para la MOP se solapan con los criterios para un ovario multifolicular, que se define por la presencia de ≥ 6 folículos de 4 a 10 mm de diámetro sin aumento del volumen de ovario, siendo una variante normal sin relación con el hiperandrogenismo.

Además, aunque los datos varían considerablemente, la información actual sugiere que el volumen del ovario es ligeramente más grande en las adolescentes que en las mujeres adultas. En consecuencia, de un tercio a un medio de las adolescentes normales reúnen criterios adultos de MOP. Hasta que nuevas investigaciones establezcan criterios definitivos, la evidencia actual sugiere que un volumen ovárico medio de >12 cc (o un solo ovario > 15 cc) es considerado elevado en adolescentes.

La MOP se relaciona de forma variable con el hiperandrogenismo en adultos. Por un lado, está ausente en el 5% al 20% del SOP del adulto. Por otro, la MOP es un hallazgo común entre las mujeres sanas. Muchas de estas mujeres tienen características leves de SOP, es decir, ciclos menstruales irregulares y/o hirsutismo. Cuando se ha tenido cuidado de excluir aquellas con dichas síntomas, aproximadamente un cuarto de las mujeres adultas aparentemente normales con MOP tienen una disfunción ovárica androgénica subclínica leve que está en el rango del SOP; se ha postulado que éstas son portadoras del SOP o están en riesgo de padecerlo. En resumen, la incertidumbre acerca de los criterios apropiados de MOP en adolescentes es demasiado grande como para utilizar la MOP como criterio diagnóstico en esta población.

EL ROL DE LA RESISTENCIA A LA INSULINA Y DEL SÍNDROME METABÓLICO EN EL DIAGNÓSTICO DE SOP

La resistencia a la insulina fuera de la proporción que confiere la obesidad es diversamente reportada en uno a dos tercios de las mujeres con SOP. La prevalencia de obesidad varía ampliamente entre las poblaciones, con un promedio aproximado del 50%.

La resistencia a la insulina del SOP parece estar asociada con un aumento de los depósitos de grasa abdominal independiente del índice de masa corporal (IMC), y el exceso de adiposidad superpuesto lleva a nuevos aumentos de todos los depósitos de grasa y resistencia a la insulina.

El síndrome metabólico, una agrupación de alteraciones de la glucosa, obesidad central (androide), hipertensión y dislipidemia, es el resultado de la variable resistencia a la insulina interactuando con la obesidad y la edad. Su prevalencia es más alta en sujetos obesos. Está presente en ~ 25% de las adolescentes con SOP. La comorbilidad del síndrome metabólico convierte al SOP en un factor de riesgo para el desarrollo temprano de diabetes mellitus tipo 2, trastornos respiratorios del sueño, y en última instancia, de enfermedad cardiovascular.

La resistencia a la insulina del SOP involucra fundamentalmente los efectos de la insulina sobre el metabolismo de la glucosa. Otras acciones de la insulina no se ven afectadas en pacientes con SOP, con un hiperinsulinismo resistente a la insulina compensatorio. La hiperinsulinemia compensatoria lleva a acantosis nigricans y sinergiza con las gonadotrofinas para agravar el exceso ovárico de andrógenos. La hiperinsulinemia resistente a la insulina grave causa pseudo-síndrome de Cushing y pseudo-acromegalia.

En resumen, aunque la resistencia a la insulina y la obesidad se asocian comúnmente con el SOP, no están necesariamente presentes y por lo tanto no son criterios diagnósticos. Sin embargo, la presencia de obesidad y/o de signos de hiperinsulinismo resistente a la insulina tales como acantosis nigricans debe alertar al médico sobre la posibilidad de SOP y sus comorbilidades relacionadas con el síndrome metabólico.

PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS PARA EXCLUIR CAUSAS DE ANOVULACIÓN HIPERANDROGÉNICA DISTINTAS AL SOP

Todos los criterios de consenso para SOP consideran al trastorno como un diagnóstico de exclusión. Aunque el diagnóstico diferencial del SOP es bastante extenso, la mayoría de los trastornos distintos a la anovulación fisiológica del adolescente son poco comunes a raros. Todas las guías recomiendan el cribado para hiperplasia suprarrenal congénita no clásica (HSCNC), que es el trastorno que más probablemente imita al SOP aunque representa sólo ~ 5% de los casos de anovulación hiperandrogénica.

Por el contrario, las directrices difieren en las recomendaciones específicas para enfocar el estudio diagnóstico. La mayoría recomienda el cribado para hipotiroidismo debido a que causa irregularidad menstrual y engrosamiento del pelo (en lugar de un verdadero hirsutismo).

Algunos recomiendan la evaluación de todas las mujeres hiperandrogénicas para hiperprolactinemia; la mayoría de los endocrinólogos lo consideran raro, pero se ha informado en hasta el 16% de las mujeres jóvenes que se presentan con síntomas de SOP. Otros trastornos son innegablemente raros, incluyendo el único trastorno que amenaza la vida en el diagnóstico diferencial, el tumor secretor de andrógenos, cuya prevalencia es del 0,2%.

La adiposidad central y el hirsutismo del SOP con frecuencia generan preocupación por el síndrome de Cushing, que rara vez se presenta como SOP. Algunos trastornos raros son clínicamente sutiles desde el principio pero fáciles de detectar (por ejemplo, factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 para la acromegalia).

El enfoque para el diagnóstico diferencial comienza con una minuciosa historia clínica y un examen físico. Debido a que el SOP es más que una de muchas causas de anovulación y que sólo aproximadamente la mitad de los pacientes hiperandrogénicos tienen signos cutáneos de hiperandrogenismo, la evaluación inicial incluye a menudo la determinación de las gonadotrofinas séricas hormona luteinizante (LH) y hormona folículo-estimulante (FSH). La LH baja sugiere un trastorno hipogonadotrófico de origen neuroendocrino, mientras que una FSH alta sugiere insuficiencia ovárica primaria. Está indicada una prueba de embarazo en toda adolescente sexualmente madura con amenorrea.

El estudio endocrinológico inicial del hiperandrogenismo típicamente incluye la medición de testosterona total, testosterona libre, GFHS, y DHEAS en suero, y del nivel matutino de 17-hidroxiprogesterona. Más allá de eso, el diagnóstico diferencial es individualizado. Para los pacientes en los que el costo es una consideración importante, es razonable un enfoque minimalista en el que los hallazgos clínicos guían las determinaciones hormonales adicionales tales como tirotrofina, prolactina, factor de crecimiento simil insulina tipo 1, y cortisol sérico o urinario. Para otros, la economía de tiempo justifica iniciar estudios con el panel de screening endocrino completo. Los hallazgos clínicos o de laboratorio o las preferencias de los pacientes pueden dictar una evaluación endocrinológica más completa para trastornos poco frecuentes (tabla 5) en algunos casos.

El nivel de 17-hidroxiprogesterona (17-HOP) de las 8.00 AM requiere interpretación; valores normales aleatorios no excluyen completamente la HSCNC debido a la marcada variación diurna. Un valor de las 8.00 AM > 200 ng/dl (6,0 nmol/L) es sugestivo de HSCNC, aunque también es compatible con ovulación reciente o hiperandrogenismo tumoral.

Este punto de corte muestra una sensibilidad del 92% al 98% para detectar la HSCNC, y una especificidad del 12% al 25% para su discriminación del SOP. Por lo tanto, a menos que la 17-OHP alcance un nivel diagnóstico (> 1000 ng/dl = 30 nmol/l), se recomienda una prueba de hormona adrenocorticotrópica para confirmar el diagnóstico de HSCNC.

Tabla 5. Causas de exceso de andrógenos en adolescentesModificado y reproducido con permiso de Rosenfield RL, Barnes RB, Ehrmann DA. Hyperandrogenism, hirsutism, and the polycystic ovary syndrome. In: Jameson JL, DeGroot LJ, eds. Endocrinology: Adult and Pediatric. 7 ed. Philadelphia: Elsevier; 2015:2275–2296.

La ecografía pélvica rara vez es necesaria para el diagnóstico, ya que los criterios para MOP en la adolescencia son inciertos, como se discutió anteriormente. Sin embargo, se indica si los resultados clínicos son indicativos de un tumor virilizante (por ejemplo, rápida progresión, clitoromegalia, masa pélvica, o un nivel de testosterona total > 200 ng/dl) o de un trastorno del desarrollo sexual. En ausencia de tumor, la ecografía puede ser una prueba tranquilizadora de que los "quistes" del SOP no se relacionan con patología tumoral.

Actualmente, la única manera segura de diferenciar la hiperandrogenemia del SOP de la anovulación fisiológica adolescente es por la persistencia del síndrome de ovario poliquístico en la edad adulta. Esto es particularmente problemático en los casos de adolescentes hiperandrogenémicas, por otro lado asintomáticas, con patrones de sangrado menstrual anormal: los datos revisados aquí indican que aproximadamente la mitad de éstos remitirán y la otra mitad persistirán como síndrome de ovario poliquístico.

La distinción es menos problemática en los casos de irregularidad menstrual con hiperandrogenismo sintomático, es decir, hirsutismo moderado-grave o acné inflamatorio: los datos anteriores revisados aquí indican que la gran mayoría (tal vez todos) persistirán como síndrome de ovario poliquístico.

Puede ser posible hacer la distinción temprana entre SOP y anovulación fisiológica adolescente mediante pruebas de función androgénica ovárica para diagnosticar la presencia de HOF. Será necesaria investigación adicional para evaluar esta posibilidad. Están disponibles dos tipos de pruebas. La prueba de supresión androgénica por dexametasona es la más sensible, pero menos específica, de estas pruebas: la testosterona elevada post-dexamentasona indica una fuente no adrenal, que es generalmente ovárica.

La prueba más específica determina si la 17-HOP responde excesivamente a las gonadotrofinas (indicativo de HOF típico): esto implica la administración de una dosis de prueba de un agonista de la hormona liberadora de gonadotrofina o de gonadotrofina coriónica humana y la determinación del nivel de 17-HOP 24 horas más tarde.

La realización de un diagnóstico positivo de HOF por pruebas de función androgénica ovárica también posibilita otra distinción que rara vez se hace, pero que tiene implicaciones prácticas: la determinación de si el SOP se debe a obesidad simple, una categoría de SOP considerada como "pseudo-SOP".

El exceso de adiposidad en sí suprime la ovulación (a través de la supresión de LH) y causa hiperandrogenemia (a través de la formación en tejido adiposo de testosterona a partir de androstenediona). No se demostró una fuente ovárica ni suprarrenal de hiperandrogenismo mediante pruebas de función androgénica ovárica en ~ el 10% de los casos de SOP (criterios de los Institutos Nacionales de Salud), siendo la gran mayoría pacientes obesas. Estos casos se caracterizaron generalmente por elevación leve de la testosterona libre sérica, testosterona total normal, LH normal, y volumen ovárico normal.

Un panel de lípidos en ayunas y una prueba de tolerancia oral a la glucosa son aconsejables para la detección temprana de la diabetes mellitus y el síndrome metabólico en pacientes con SOP y obesidad o factores de riesgo familiares. Las pacientes obesas con SOP también deben ser evaluadas para trastornos respiratorios relacionados con el sueño. La evaluación del síndrome metabólico debería ser también considerada en parientes primarios en vista del componente familiar del SOP.

PRINCIPIOS DEL TRATAMIENTO DEL SOP EN ADOLESCENTES

El tratamiento del SOP es sintomático e individualizado de acuerdo con las necesidades y objetivos de las pacientes. Las principales consideraciones en el tratamiento del SOP en adolescentes son la irregularidad menstrual, las manifestaciones cutáneas de hiperandrogenismo, y las comorbilidades del síndrome metabólico.

La administración cíclica de estrógenos con progestina en forma de AOC combinados es el tratamiento médico de primera línea en la mayoría de las adolescentes. Los AOC normalizan el ciclismo del endometrio, protegiendo así contra el carcinoma endometrial, e inhiben la función ovárica, normalizando de ese modo los andrógenos séricos. Estas acciones los vuelven óptimos para el tratamiento del sangrado uterino anormal y como adyuvantes en el tratamiento cosmético y tópico del hirsutismo y el acné.

La monoterapia con progestina es la principal alternativa a los AOC para el control de la irregularidad menstrual en aquellas pacientes que se oponen a, o con contraindicaciones para (por ejemplo, riesgo tromboembólico) el uso de AOC. Sin embargo, el hiperandrogenismo antagoniza los efectos de las hormonas femeninas en el sistema neuroendocrino y endometrio, por lo el sangrado irregular puede persistir y los andrógenos no estar bien suprimidos.

Las comorbilidades relacionadas con la obesidad y la resistencia a la insulina requieren consideraciones de manejo separadas. La modificación del estilo de vida con restricción de calorías y aumento del ejercicio es de suma importancia, pero la pérdida de peso sostenida es difícil de lograr. Los tratamientos de reducción de la insulina, ya sea mediante reducción del peso o tratamiento farmacológico, tienen una probabilidad de ~ 50% de mejorar la ciclicidad menstrual pero un efecto insignificante sobre el hirsutismo.

Estudios bien controlados indican que la monoterapia con metformina no ofrece ninguna ventaja sobre la modificación del estilo de vida con respecto a la reducción del peso o la frecuencia menstrual. Dado que puede tener efectos clínicos y bioquímicos aditivos, la metformina es más eficaz en combinación con un programa conductual de reducción de peso. La única indicación clara para el uso de metformina es la tolerancia anormal a la glucosa.

Otras aplicaciones requieren una mayor evaluación. Una discusión más detallada de los tratamientos y de las consideraciones de manejo de las pacientes a un nivel superior se puede encontrar en otros ámbitos.

DISCUSIÓN

Recientemente se ha alcanzado consenso entre las sociedades de subespecialidades pediátricas internacionales de que el uso de estándares apropiados según edad y etapa de desarrollo para la anovulación hiperandrogénica persistente inexplicable puede considerarse como un criterio diagnóstico apropiado para el SOP en adolescentes (Tabla 2).

El grupo de consenso instó a tener una gran precaución antes de etiquetar a las adolescentes hiperandrogénicas como portadoras de SOP si la alteración menstrual no se ha mantenido durante 2 años o más. Antes de ese punto en el tiempo, recomendaron que tales niñas sean consideradas "en situación de riesgo para el síndrome de ovario poliquístico" (es decir, asignando un diagnóstico provisional) para evitar diagnosticar cambios fisiológicos puberales como SOP. Acoplaron esta recomendación con una para reevaluaciones longitudinales frecuentes. Estas recomendaciones ponen un alto valor en la precisión del diagnóstico.

En particular, las recomendaciones especifican que el inicio del estudio diagnóstico no debe ser demorado innecesariamente. Puede ser necesario el diagnóstico diferencial dentro de los 2 años para que el tratamiento médico que enmascararía la hiperandrogenemia y los síntomas anovulatorios, en particular los AOC, no sea retrasado innecesariamente. Así, se aconseja el inicio de las pruebas diagnósticas dentro del plazo de 1 año, si se requiere tratamiento para controlar el sangrado menstrual anormal o las comorbilidades o si coexisten síntomas sugestivos de SOP (por ejemplo, desarrollo de hirsutismo, acné inflamatorio moderado resistente a la terapia tópica, acantosis nigricans).

El sangrado uterino excesivo puede exigir la evaluación de emergencia al inicio del curso evolutivo. La amenorrea primaria debe ser evaluada cuando se reconoce.

El profesional también debe reconocer que las alteraciones menstruales pueden no ser la queja principal. De hecho, los síntomas de anovulación pueden no ser el síntoma inicial, pero pueden surgir un año o más después de la presentación de obesidad, hirsutismo, o acantosis nigricans.

Por lo tanto, estas molestias deben dar lugar a la consideración de un estudio diagnóstico inicial adecuado. Si se sospecha de SOP en dichas pacientes, las pruebas de función androgénica ovárica específicas para documentar HOF pueden ser particularmente útiles.

En las adolescentes en las cuales se ha hecho un diagnóstico provisional de SOP, la recomendación para la reevaluación longitudinal requiere discontinuar el AOC por ~ 3 meses cuando la paciente es ginecológicamente madura (por ejemplo, cuando se gradúa de la escuela secundaria) para determinar la persistencia de la anovulación hiperandrogénica; esta maniobra debe ir acompañada de un asesoramiento anticonceptivo debido a que la infertilidad del SOP es relativa, no absoluta.

Comentario

El Síndrome de ovario poliquístico es la causa más común de anovulación hiperandrogénica crónica y de infertilidad en mujeres jóvenes, además de un factor de riesgo para comorbilidades relacionadas. El SOP es un cuadro complejo con contribuciones tanto de factores heredables como ambientales que afectan a la esteroidogénesis ovárica. Si bien existen criterios diagnósticos de SOP para la población adulta, los mismos no pueden ser claramente aplicados en las adolescentes debido a las características particulares de este grupo etario, y a la superposición de síntomas con la anovulación fisiológica que puede observarse a esta edad. El profesional deberá estar atento a la evolución de los síntomas que sugieran un SOP, a fin de solicitar pruebas específicas para arribar al diagnóstico y así mejorar la calidad de vida y la fertilidad de las mujeres involucradas instaurando un tratamiento oportuno y adecuado.

Resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol

lunes, 29 de mayo de 2017

GUIA DE ATENCIÓN HIPERTENSIÓN Y EMBARAZO

Manejo del embarazo en una mujer con hipertensión arterial crónica.



Management of a new pregnancy in a woman with chronic hypertension - BMJ 2016
Pippa Oakeshott, professor of general practice, Lucy C Chappell, NIHR research professor in obstetrics

Una guía para su manejo clínico prudente y su estudio adecuado. Lo que necesita saber

En la primera presentación de una mujer recién embarazada con hipertensión arterial crónica, disponer la derivación inmediata a un obstetra, de preferencia uno que se especialice en la hipertensión.

Estas mujeres tienen un mayor riesgo de pre-eclampsia, parto prematuro, feto pequeño para la edad gestacional, o muerte fetal.

Asegúrese de evaluar la seguridad de los fármacos antihipertensivos en el embarazo y sustitúyalos si es necesario, por ejemplo: inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina.
Viñeta clínica

Lo que se debe evaluar

Embarazo actual: fecha de la última menstruación para estimar su gestación actual (y la fecha prevista del parto); algunos fármacos antihipertensivos deben ser suspendidos una vez que una prueba de embarazo positiva ha sido confirmada (cuadro 1).

Embarazos anteriores: internación para presión arterial alta durante la gestación, indicación de parto y problemas de salud para ella o para el bebé para evaluar la probabilidad de reaparición. Está en mayor riesgo si los problemas se produjeron en una gestación anterior.

Investigaciones previas para hipertensión arterial: ¿ha visto un especialista o tenían ecografía renal, electrocardiografía, ecocardiografía, u otros exámenes para causas de hipertensión secundaria según lo recomendado por el Instituto Nacional de Salud y Excelencia de Atención (NICE) 1

Otros medicamentos: se debe preguntar acerca de todos los fármacos antihipertensivos para identificar a aquellos que necesitan cambiarse, ácido fólico, vitamina D, y cualquier otro fármaco.

Tratamiento antihipertensivo durante el embarazo:
Labetalol (a menos que el paciente tenga asma)
Nifedipina
Metildopa (advertir que la somnolencia puede ocurrir así como un bajo estado de ánimo)


Suspender:
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (por ejemplo, ramipril, enalapril)
Bloqueadores del receptor de angiotensina (por ejemplo, valsartán, losartán)
Diuréticos tiazídicos (por ejemplo, bendrofluacida, hidroclorotiazida)


Examen clínico
Tome su presión arterial de acuerdo con el protocolo (manguito ancho si su circunferencia del brazo superior es ≥33 cm, posición correcta, sin hablar, sentados durante cinco minutos). Tome su presión arterial tres veces con un minuto de diferencia y el promedio de los últimos dos lecturas.

Compruebe su orina para descartar proteinuria y para evaluar la enfermedad renal coexistente, y repetir la prueba de embarazo si hay alguna duda acerca de su estado.

Organizar los análisis de sangre para hipertensión incluyendo la evaluación de la función renal y la hemoglobina glicosilada (HbA1c) / glucosa de sangre al azar.

Solicitar un electrocardiograma si no hay registro anterior. (Tenga en cuenta que las concentraciones de lípidos son poco fiables en el embarazo, por lo que deben ser comprobadas después del parto si es apropiado.)

Lo que se debe hacer

Explicar que alrededor del 2-3% de las mujeres embarazadas (alrededor de 16 000 a 24 000 mujeres cada año en el Reino Unido) ya tiene presión arterial alta cuando quedan embarazadas (es decir, la hipertensión es crónica). Ya que esto aumenta los riesgos para el embarazo debe referirla a un obstetra y que va a necesitar citas adicionales para su vigilancia.

Alrededor de una cuarta parte de las mujeres embarazadas con hipertensión crónica desarrollan preeclampsia. Cerca de un tercio tendrá un nacimiento prematuro.2

Si ha tenido preeclampsia en un embarazo anterior es más probable que la tenga nuevamente en futuros embarazos.3 Además, las mujeres que han tenido un embarazo con hipertensión arterial tienen un mayor riesgo a largo plazo de accidente cerebrovascular y enfermedad cardiovascular.

Para las mujeres con hipertensión arterial crónica es especialmente importante durante el embarazo evitar el exceso de peso, continuar con el ejercicio, comer una dieta baja en sal, y dejar de fumar.

Explicar los síntomas de la preeclampsia, y aconsejarle que vaya a la unidad de evaluación de embarazo el mismo día en caso de presentar:
Fuertes dolores de cabeza (aumento de la intensidad que no se alivia con analgésicos regulares).
Problemas visuales, como visión borrosa, luces intermitentes, o visión doble.
Dolor de estómago persistente y / o vómitos.
Falta de aire.
Hinchazón repentina de la cara, las manos o los pies.
Hacer un plan de gestión clínica

Disponer la derivación inmediata a un obstetra especializado en hipertensión arterial junto a la cita con obstetricia, destacando la hipertensión crónica. Incluya los resultados de las investigaciones, la ecografía renal y la ecocardiografía si se hicieron con anterioridad.

Evaluar la seguridad de sus medicamentos antihipertensivos y cambiarlos si es necesario, suspender los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ACE)ya que Estudios de cohortes retrospectivos han informado que los inhibidores de la ECA, bloqueadores de los receptores de la angiotensina y tiazidas pueden estar asociados con malformaciones congénitas.

Explicar que la presión arterial mal controlada en ocasiones puede causar ataques o un derrame cerebral, lo que podría ser peligroso tanto para ella como para el bebé. Los médicos consideran que estas complicaciones son más dañinas que la toma de comprimidos para prevenirlos.

Explicar que casi no existen fármacos aprobados para su uso en mujeres embarazadas y responder a sus preocupaciones acerca de los beneficios y riesgos. Aunque no podemos estar completamente seguros de que los medicamentos no tendrán efectos sobre el bebé, los médicos optan por las pastillas para la presión arterial que son conocidas por ser más seguras en el embarazo y se recomiendan en las guías internacionales.3

Comience con ácido fólico para prevenir los defectos del tubo neural a partir de hoy. Iniciar aspirina en la 12 semana de gestación para reducir el riesgo de preeclampsia.3

Apuntar como objetivo a una presión arterial diastólica de 85 mm Hg (basado en un gran ensayo reciente) .5 El nivel óptimo de la presión arterial sistólica es menos claro, pero las directrices aconsejan por debajo de 150 mm Hg.3

La presión arterial muy baja puede estar asociada con retraso del crecimiento fetal, por lo que no se recomienda el objetivo de presión arterial aún más bajos.

Monitoreo de la presión arterial: el papel de este tipo de vigilancia en el embarazo aún no se establecido.6 Sin embargo, usar un monitor validado para su uso en el embarazo, compartiendo lecturas de origen con las personas involucradas en su cuidado parece pragmático.6

Derivarla a la unidad de evaluación de embarazo si su presión arterial está persistentemente por encima de 140/90 mm Hg o si ella tiene una más o más determinaciones de proteinuria.

Una vez que esté de vuelta en su casa con el bebé, su presión arterial debe ser controlada cada dos días hasta que esté por debajo de 140/90 mm Hg, y luego una vez o dos veces por semana hasta la sexta semana post-parto.7

Compruebe que sus fármacos antihipertensivos sean seguros para la lactancia materna (cuadro 2)7

Tratamiento antihipertensivo durante la lactancia:
- Labetalol (a menos que el paciente tenga asma), aunque la adherencia a la medicación 3 veces al día puede ser deficiente en las mujeres después del parto.
- Atenolol puede usarse si se prefiere una formulación de una vez al día
- Nifedipina
- Enalapril (si se necesita la protección cardiaca / renal)
Evitar / suspender:
- Metildopa (debido a los efectos secundarios de la depresión y la somnolencia)
- Otros inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina y antagonistas del receptor de la angiotensina
- Diuréticos


Bibliografía
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domingo, 12 de junio de 2016

Cuidados Paliativos y sus Implicanciones en el Tratamiento de Pacientes Gravemente Enfermos


Resumen objetivo elaborado por el Comité de Redacción Científica de SIIC y modificado por mi del artículo Paliative Care for the Seriously Ill de Kelley A, Morrison R y colaboradores integrantes del Icahn School of Medicine at Mount Sinai, New York, EE.UU. (New England Journal of Medicine 373(8):747-755, Ago 2015)


Introducción
Los cuidados paliativos son una especialidad interdisciplinaria, enfocada en mejorar la calidad de vida de las personas gravemente enfermas y de sus familias.

Los cuidados paliativos y los hospicios tienen significados diferentes, los primeros son una especialidad interdisciplinaria, enfocada en mejorar la calidad de vida de las personas gravemente enfermas y de sus familias, dando apoyo a los pacientes, a sus seres queridos y a los médicos tratantes. Idealmente, los cuidados paliativos se inician al momento del diagnóstico y se administran concomitantemente con otros tratamientos, por otro lado, los hospicios, son un sistema formal de cuidados interdisciplinarios que proporciona servicios de cuidados paliativos a los pacientes terminales durante los últimos meses de vida. En los Estados Unidos, son un siste- ma relativamente separado de atención para los pacientes terminales. Actualmente, para calificar para un hospicio, los pacientes deben tener un pronóstico de supervivencia de 6 meses o menos o decidir abstenerse de realizar tratamientos curativos.

Los Componentes centrales de los cuidados paliativos son la evaluación y tratamiento de los síntomas físicos y psicológicos, la identificación y el apoyo espiritual, la comunicación con especialistas con el objetivo de alcanzar metas de cuidado y toma de decisiones médicas complejas, y la coordinación de la atención. Estos aspectos pueden y deben ser suministrados por el médico tratante, recurriendo a los especialistas en cuidados paliativos en los casos más complejos; sin embargo, la mayoría de los médicos clínicos poseen conocimientos básicos y experiencia en estas áreas.

Síntomas físicos y psicológicos: El dolor es el síntoma más estudiado en pacientes con enfermedades graves; sin embargo, estudios observacionales sugieren que es sólo uno de los síntomas a revisar. Los pacientes, además del dolor, refieren anorexia, ansiedad, constipación, depresión, delirio, disnea, náuseas y fatiga. En individuos con enfermedades avanzadas, la evaluación rutinaria de los síntomas con instrumentos válidos podría mejorar la identificación de los síntomas angustiantes y llevar a mejores resultados.

Espiritualidad: Las preocupaciones de índole espiritual son frecuentes en pacientes gravemente enfermos, y la mayoría, quiere discutir su espiritualidad con el médico tratante; no obs-tante, menos del 50% de los médicos considera que es su responsabilidad suplir estas necesidades. El número de capellanes en el sistema de salud es escaso, y muy pocos de ellos se encuentran certificados en cuidados paliativos; a pesar de esto, se sugiere que el sistema de salud provea apoyo espiritual. Por lo mencionado, muchos pacientes gravemente enfermos dependen de otros miembros del sistema de salud para satisfacer sus demandas espiritua- les. La importancia de la espiritualidad y la religión en la evolución de pacientes gravemente enfermos fue documentada en diversos estudios.

Habilidades comunicacionales:La evidencia empírica sobre la comunicación frente a pacientes gravemente enfermos aumentó rápidamente en la última década. Se realizaron ensayos y evaluaciones de habilidades con el fin de establecer el marco apropiado para identificar las habilidades comunicacionales centra- les, y para evaluar los resultados clínicos asociados con un entrenamiento sobre la comunicación efectiva. La comunicación de malas noticias, la discusión sobre la incertidumbre pronóstica, el establecimiento de objetivos de cuidado y la selección de opciones terapéuticas son algu- nos de los escenarios comunicacionales frecuentes.

Modelos de prestación de cuidados paliativos

Hospitales: En los Estados Unidos y en la mayoría de los países, los hospitales de agudos son el ámbito más frecuente de servicios de cuidados paliativos fuera de los hospicios. Los programas de cuidados paliativos se establecieron en centros médicos académicos inicialmente; sin embargo, durante la última década, se han expandido a otros tipos de hospita- les. Actualmente, más del 90% de los hospitales con más de 300 camas y dos tercios de los hospitales con más de 50 camas cuentan con programas de cuidados paliativos. El modelo principal de cuidado dentro de los hospitales es la consulta con equipos interdisciplinarios. Más aún, los hos-pitales grandes pueden tener también unidades dedicadas.

Comunidad: Históricamente, los cuidados paliativos comunitarios se encontraban disponibles únicamente mediante programas de hospicios, y de esta forma, sólo eran accesibles para pacientes con un pronóstico de supervivencia de 6 meses o menos. Durante las etapas finales de la enfermedad, los hospicios continúan brindando la mayor proporción de cuidados paliativos hogareños, con una calidad global y satis- facción elevada.

En la última década, los modelos de cuidados paliativos comunitarios se enfocaron en asistir a las personas gravemente enfermas, quienes no resultaban candidatos para los hospicios. Estos programas cuentan con equipos inter- disciplinarios de cuidados paliativos cuyo objetivo es brin- dar apoyo en el ámbito domiciliario, coordinar la atención y brindar sustento a los médicos tratantes.

Cuidados a largo plazo: Aproximadamente 1.8 millones de ciudadanos estadounidenses viven en asilos de ancianos y se espera que esta cifra se duplique para 2030. Las necesidades de cui- dados paliativos de la población son extensas, ya que más del 25% de personas ancianas mueren en asilos y 67% de los pacientes con demencia viven sus últimos días en este entorno. Por otro lado, más de la mitad de los residentes de asilos requieren asistencia extensiva o completa para sus actividades diarias.

En los EEUU, existen 3 modelos para proporcionar cui- dados paliativos en asilos, siendo el más difundido el hos- picio. Muchos asilos contratan los servicios de agencias de hospicio, y el porcentaje de personas en asilos que reciben este servicio antes de su muerte aumentó del 14% en 1999 al 33% en 2006. En los asilos, los servicios de hospicio se asocian a menores tasas de terapias invasivas y hospitalizaciones, a mejor manejo del dolor y los síntomas, y a mayor satisfacción de la familia con los cuidados. Otro modelo son las consultas a cuidados paliativos, en las cuales un médico especialista brinda recomendaciones y cobra por sus servicios. Las dificultades de este modelo radican en la dificultad de solicitar el reembolso para el personal no médico de cuidados paliativos y la dependencia del perso- nal del asilo. Por último, algunos asilos crearon equipos de cuidados paliativos internos, enfocados principalmente en los residentes con demencia avanzada.

Si bien los cuidados paliativos se enfocaron inicialmente en pacientes terminales por cáncer, es notable la expansión de la población que puede beneficiarse con ellos. Diversos ensayos demostraron reducciones en los síntomas de los pacientes y en la necesidad de cuidados, así como mejoras en la calidad de vida y en la satisfacción de la familia, sobre pacientes no sólo con cáncer avanzado, sino también enfermedades neurológicas o patología pulmonar, y adultos mayores con distintas condiciones coexistentes. Si bien la población que se beneficia por cuidados paliativos aún debe ser definida por evidencia empírica, las recomenda- ciones actuales plantean la consulta en pacientes con cáncer, enfermedades neurológicas, daño orgánico, comorbili- dades múltiples, deterioro cognitivo avanzado, entre otros.

Existen obstáculos que evitan que muchas personas accedan a servicios de cuidados paliativos. En primer lugar, el número de especialistas en cuidados paliativos es mucho menor del necesario. Un estudio de 2010 estimó la necesidad de 6000 a 18 000 especialistas adicionales para satis- facer la demanda actual. Por otro lado, factores regionales, socioeconómicos y raciales pueden influir en el acceso.

Si se pretende que los cuidados paliativos alcancen valor dentro del sistema de salud, es necesario realizar investigaciones relevantes. En primer lugar, existen brechas impor- tantes en la evidencia clínica que deben ser documentadas con el objetivo de que las personas gravemente enfermas puedan recibir el mejor tratamiento disponible. En segunda instancia, las necesidades de los adultos mayores grave- mente enfermos y de sus cuidadores aún no han sido ade- cuadamente descritas. Tercero, es necesaria la información para guiar los cuidados en niños gravemente enfermos y adultos en etapas finales de demencia. Por último, la elaboración y evaluación de los modelos de cuidados paliativos fuera del hospital son esenciales.

Conclusión: El conocimiento de los cuidados paliativos y las habilidades de los médicos deben mejorar para alcanzar las ne- cesidades de los pacientes. La extensión de la formación en cuidados paliativos primarios a todos los clínicos es un paso clave en vistas de resolver la falta de especialistas.

Las competencias de los cuidados paliativos en comunicación, tratamiento del dolor y evaluación psicosocial for- man sólo una pequeña parte de la educación médica y de los programas de residencia, y la mayoría de los médicos practicantes poseen habilidades básicas en estas áreas.

En los Estados Unidos, los cuidados paliativos son una especialidad médica en crecimiento y existen pruebas que demuestran que mejoran la calidad de vida de las per- sonas con enfermedad grave y de sus familias, mientras reducen los costos médicos. Si bien los equipos de cuidados paliativos están bien establecidos en los hospitales, su penetración es variada, y la mayoría de los pacientes y familias que podrían beneficiarse de esta especialidad aún no tienen acceso.