jueves, 30 de diciembre de 2021

El auge del “afectivismo” de David Sanders y col.

 El auge del “afectivismo” de David Sanders y col

Publicado en Nature. | VOL 5 | July 2021

Traducción y resumen por Jaime Barrios Nassi


Antes de comenzar la traducción y resumen de este espectacular artículo, es bueno aclarar que se usa la palabra “afectivismo” que seguramente no aparecerá en tu corrector ortográfico ya que curiosamente no es una palabra nueva (neologismo) sino todo lo contrario “histórica” (1960-1996): afectivismo. m. Doctrina que defiende el predominio de los afectos en la conducta humana. 1949 LAPESA (Hist. Lit. Hisp. I 506): En la Orden Jerónima, intensamente dada en un principio al afectivismo y a la lección de la Biblia.


Nosotros utilizamos habitualmente  el término 

afectividad. f. Propensión a los afectos, principalmente al amor. La RAE define afectividad 1. f. Cualidad de afectivo. 2. f. Conjunto de sentimientos, emociones y pasiones de una persona.3. f. Tendencia a la reacción emotiva o sentimental.4. f. Psicol. Desarrollo de la propensión a querer.


Es de anotar también que llama la atención para los que trabajamos en educación, el paralelo entre el afectivismo y el constructivismo, ya que este por su visión práctica involucra el uso de la afectividad como parte del aprendizaje. 


Así comienza el consenso de más de veinte investigadores :


Las investigaciones realizadas en las últimas décadas han demostrado el poder explicativo de las emociones, los sentimientos, las motivaciones, los estados de ánimo y otros procesos afectivos al intentar comprender y predecir cómo pensamos y nos comportamos.  En este consenso nos preguntamos: ¿el impacto cada vez más reconocido de los fenómenos afectivos ha marcado el comienzo de una nueva era, la era del afectivismo?


Las ciencias cognitivas y comportamentales han enfrentado desafíos perennes para incorporar emociones, sentimientos, motivaciones, estados de ánimo y otros procesos afectivos en modelos de comportamiento humano y mente humana.  


Estos procesos han sido ignorados durante mucho tiempo, por considerarlos irracionales, no medibles o poco esclarecedores.  Sin embargo, se ha vuelto cada vez más difícil negar que estos procesos no solo están vinculados a nuestro bienestar, sino que también dan forma a nuestro comportamiento e impulsan mecanismos cognitivos claves como la atención, el aprendizaje, la memoria y toma de decisiones.


Un terreno fértil para abordar estos desafíos se encuentra en los escritos de los antiguos griegos y de eminentes eruditos como Descartes, Hume, Darwin, Wundt y James, por nombrar solo algunos.  Las semillas más recientes se sembraron en la década de 1960, lo que permitió que un interés multidisciplinario y sin precedentes por los procesos afectivos se arraigara unos 20 años después.  


La investigación sobre tales procesos se ha incrementado desde entonces, con un número creciente de investigadores, departamentos, centros de investigación, revistas y sociedades que  contribuyen a las ciencias afectivas, un esfuerzo altamente integrador que abarca disciplinas, métodos y teorías.  


Al cosechar los frutos de estos avances acumulativos, ahora estamos en capacidad de comprender y explicar más de la variabilidad en los datos disponibles y, como consecuencia, formular predicciones más potentes y precisas.  De hecho, las repercusiones para nuestros modelos compartidos de comportamiento humano han llegado a ser tan profundas que ahora podemos preguntarnos si hemos pasado de las eras del conductismo y el cognitivismo a la era del “afectivismo”.


 Caracterizando el “afectivismo”.


Uno de los líderes de la “(r) evolución cognitiva” describió cómo “el conductismo se desvaneció debido a su incapacidad para resolver cuestiones básicas sobre el pensamiento y la acción humanos”. (Mandler, G. Origins of the cognitive (r)evolution. J. Hist. Behav. Sci. 38, 339–353 (2002).


De hecho, aunque los elementos del conductismo siguió influyendo en el pensamiento cognitivista, el cognitivismo representó un rechazo de algunos de los principios centrales del conductismo.


Por el contrario, las ciencias afectivas complementan el cognitivismo en lugar de suplantarlo.  El cognitivismo se concibe como un enfoque en el que la inclusión de procesos cognitivos en modelos de conducta, mente y cerebro aumenta el poder de explicar no solo los fenómenos cognitivos sino también la conducta, entonces el afectivismo sería el enfoque en el que la inclusión de procesos afectivos en dichos modelos no solo explica los fenómenos afectivos sino,  críticamente, mejora aún más el poder de explicar la cognición y el comportamiento (Fig. 1a).




Temas centrales


 Conductismo:

  •  Adaptación

  •  Condicionamiento clásico

  •  Extinción

  •  Hábitos

  •  Condicionamiento instrumental

  •  Estímulo de refuerzo-respuesta

 Cognitivismo

  •  Atención

  •  Toma de decisiones

  •  Funciones ejecutivas

  •  Idioma

  •  Aprendiendo memoria

  •  Percepción

  •  Razonamiento

 Afectivismo

  •  Emoción

  •  Empatía

  •  Sentimiento

  •  Ánimo

  •  Motivación

  •  Preferencias

  •  Estrés

  •  Bienestar



Fig. 1 |  el alcance y el impacto creciente de las ciencias afectivas.  a, ¿La creciente investigación se centra en los procesos afectivos y en su poder explicativo significa que estamos ahora en la era del afectivismo?  


Las flechas circulares representan cómo el estudio de los procesos dentro de cada cuadro mejora nuestra comprensión de los mecanismos centrales típicamente investigados en el conductismo y en las ciencias cognitivas y afectivas, respectivamente.


 Las flechas bidireccionales entre los recuadros representan la idea de que los mecanismos descritos en un recuadro son importantes para comprender los descritos en los otros recuadros. 


Desarrollando las ciencias afectivas


También es conocido el aumento de los fondos del NIMH gastados en la investigación sobre las emociones y las publicaciones. 


 Particularmente en psicología desde la década de 1980, la estrecha relación entre el afecto, la cognición y el comportamiento se ha revelado en temas de investigación en curso como la inteligencia emocional, la regulación de las emociones, la adicción, la toma de decisiones y la interacción social.



 La definición de procesos afectivos, ya sea en su conjunto o individualmente, está sujeta a debate.


 Por ejemplo, continúan las preguntas sobre cómo las definiciones de emoción deben acomodarse al hecho de que evaluamos continuamente eventos alrededor de nosotros y cómo nuestros sistemas nerviosos central y periférico permiten el surgimiento de expresiones, excitación fisiológica y reacciones corporales, tendencias de acción y experiencias subjetivas sentidas.  


No obstante, parece que los procesos afectivos se entienden típicamente como relacionados con la noción de (dis) placer  o valencia, no necesariamente conscientes, y enfrentar al organismo a eventos importantes.  


En cualquier caso, el estudio científico está plagado de cuestiones terminológicas: dificultades al definir formalmente “cognición” no impidió la transición del conductismo al cognitivismo, y el hecho de que no haya consenso en cuanto a una definición formal de otros constructos importantes, como inteligencia, religión, cultura e incluso “vida”, no hace que estos resultados no sean importantes.  De hecho, a pesar de estas cuestiones de definición de algunos de sus fenómenos centrales, las ciencias afectivas han llevado a una mejor comprensión de cómo adquirimos el conocimiento de los objetos, conceptos, y las personas que nos rodean, así como también cómo determinamos el valor de esas cosas.  


Es importante destacar que las emociones no solo dan forma a como interpretamos el mundo, sino que también dan forma a qué aspectos del mundo necesitan nuestra atención y cuáles pueden ser ignorados con seguridad: las emociones no se refieren solo a lo que es, sino también a lo que importa.


Pero varias otras disciplinas también comenzaron a prestar cada vez más atención a los fenómenos afectivos casi al mismo tiempo.


Un ejemplo clave es la neurociencia afectiva.  Si bien el término en sí surgió en la década de 1990, los estudios pioneros anteriores del cerebro emocional, en particular de la amígdala y su papel en el aprendizaje emocional, habían preparado el escenario para que emergiera este campo.


 Los estudios comenzaron a revelar los circuitos cerebrales responsables de muchos fenómenos afectivos en animales y humanos, incluida la detección de amenazas y reacciones de ansiedad, sentimientos y motivaciones homeostáticas, reacciones sexuales y afiliativas, deseos y gustos de recompensas y adicciones.  Estudios innovadores de personas con daño cerebral destacaron la interdependencia de los procesos cognitivos y afectivos, la distinción entre emociones y sentimientos y el papel esencial de las emociones en el proceso de toma de decisiones.


 Los avances neurocientíficos también jugaron un papel clave en la popularización de la investigación de las emociones para el público, ya que las primeras imágenes de resonancia magnética funcional en la década de 1990 parecían cimentar el estado de la emoción humana como un fenómeno objetivo, medible y científicamente accesible.  


En términos de los orígenes de nuestras vidas afectivas, los estudios de los niños comenzaron destacando el papel crítico de la emoción y la motivación en el desarrollo humano, y los avances en la ciencia afectiva comparada están brindando nuevos conocimientos sobre las bases evolutivas y etológicas de los procesos afectivos en  humanos y animales no humanos 9.


En el ámbito clínico, los modelos de clasificación establecidos en la salud y las enfermedades mentales, basados ​​en gran parte en listas de manifestaciones conductuales y alteraciones cognitivas, han sido cuestionados recientemente por un nuevo sistema de diagnóstico, propuesto por el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH).  El nuevo sistema se basa en gran medida en constructos relacionados con las emociones, incluidos los sistemas de excitación y de valencia positiva y negativa.  De manera similar, la evaluación, intervención y rehabilitación neuropsicológicas después de una lesión o enfermedad cerebral se han centrado tradicionalmente en las funciones cognitivas (p. Ej., Lenguaje, percepción y memoria), pero en los últimos años han comenzado a tomar los dominios afectivos más en serio, al igual que el tratamiento psicoterapéutico de  muchos problemas de salud mental.  Estos avances representan cambios clave en las concepciones fundamentales del bienestar mental, lo que ilustra cómo la investigación sobre los procesos afectivos se beneficia e influye en los avances en otros lugares.


 Una ilustración similar se puede encontrar en la computación afectiva.  Desde su lanzamiento en la década de 1990, el desarrollo de la inteligencia artificial y la robótica social ha dado lugar a enfoques computacionales específicos dirigidos en la implementación de procesos emocionales en agentes y sistemas artificiales (agentes socialmente interactivos, robótica social, chatbots).  


Esta tendencia es particularmente evidente en la investigación del procesamiento de señales que permite una medición y un seguimiento más sensibles de las respuestas afectivas.  La informática afectiva tiene poderosas implicaciones para la industria, las redes sociales, la educación y, cuando se combina con la investigación clínica, también para el control de la salud y la atención al paciente.


 También hay roles clave para las humanidades y las ciencias sociales en las ciencias afectivas.  En las últimas décadas, la filosofía ha visto que la emoción, el afecto, los sentimientos y las nociones relacionadas se han convertido en herramientas explicativas centrales, junto con la creencia y el deseo, en las teorías de la mente y en las explicaciones del pensamiento y el comportamiento moral y evaluativo.  


En el campo de la historia, en la última década se han establecido varios centros de investigación dedicados a las emociones, mapeando cómo las emociones mismas se han conceptualizado y expresado de manera diferente a lo largo del tiempo y entre culturas y destacando la influencia de las emociones como determinantes de la acción y el pensamiento históricos.


Los investigadores también han comenzado a prestar más atención a los procesos afectivos en la lingüística, analizando, por ejemplo, cómo se refieren las emociones en los lenguajes del mundo a través de la diversa emoción léxica.  En términos de comparaciones culturales, hay palabras de emoción que no parecen tener palabras equivalentes en inglés, como amae (甘え), una palabra de emoción japonesa que significa deseo humano de ser cuidado o querido y para ello, de mostrarse dependiente o sumiso en las relaciones con los demás.


En la pragmática lingüística, las teorías de la interpretación de los enunciados ahora exploran no solo las cualidades expresivas del lenguaje figurativo (especialmente la metáfora), sino también la manifestación directa de las emociones a través de medios lingüísticos y paralingüísticos, abrazando efectivamente la misma dimensión afectiva que antes se despreciaba.


Mientras tanto, en las ciencias sociales, los economistas del comportamiento han desarrollado supuestos psicológicamente más realistas acerca de los agentes económicos —homo economicus— incorporando procesos en sus modelos teóricos y empíricos de comportamiento de inversión, toma de decisiones médicas, negociación y cuestiones de economía política como el comportamiento de voto.  


La antropología también ha comenzado a centrarse en el modelado cultural de los procesos afectivos humanos, destacando la variedad intercultural de repertorios emocionales, mientras que la investigación en sociología ha complementado este enfoque con un enfoque en la pluralidad intracultural y el papel de las emociones en los colectivos sociales.


La mayoría de los antropólogos y sociólogos ahora reconocen la importancia de las emociones en el comportamiento humano y estudian las interacciones emocionales en el nivel micro (individuos o grupos pequeños), el nivel meso (instituciones sociales) y el nivel macro (estructuras sociales como  clase, edad o sexo).  


Las emociones se consideran fenómenos sociales fundamentales, forman la base de muchos tipos de actividades e interacciones sociales y juegan un papel esencial en los procesos de socialización, como el aprendizaje social afectivo.  Así, así como la cognición y el comportamiento pueden cumplir funciones tanto sociales como no sociales, también pueden afectar.


 La influencia de las ciencias afectivas también está creciendo en dominios socialmente relevantes, dando forma a la investigación y la atención pública en consecuencia (Recuadro 1). 


Cuadro 1. La creciente influencia de las ciencias afectivas en dominios socialmente relevantes


Estos ejemplos se han extraído de disciplinas fundamentales de las ciencias sociales (incluido el derecho, la educación, etc).

 • Los académicos jurídicos tienen cada vez más desafíos de los supuestos cognitivos y conductuales en la teoría y la práctica jurídica, ahora hay un interés en el cuidado considerando plenamente el papel de los procesos afectivos en la toma de decisiones legales y reconocer cómo las leyes y las reglas legales reflejan y crean guiones culturales de cómo las personas deben sentirse.

 • En la investigación sobre educación, los vínculos entre el bienestar y la educación se descubren cada vez más, lo que genera cambios en las políticas y un aumento continuo en el número de programas de aprendizaje socioemocional.

 • En la investigación sobre mitigación del cambio climático, los investigadores han comenzado a enfocarse en la importancia de los procesos afectivos para señalar la urgencia de la situación y para motivar acciones correctivas colectivas, tanto para los ciudadanos como para las organizaciones gubernamentales.

 • En la investigación sobre conflictos internacionales violentos, las consideraciones puramente ideológicas o racionales basadas en la utilidad para las acciones políticas y de grupo ahora están desactualizadas; ya no se consideran dentro del alcance limitado de lo que es bueno (conciliador) versus lo que es malo (agresivo).  —Como la investigación ahora tiene en cuenta un ámbito más diverso de emociones distintas y posibles comportamientos consecuentes.



Otras disciplinas clave en las que las emociones y los sentimientos se toman más en serio como objetos de investigación incluyen las ciencias políticas, las políticas públicas, la comunicación, la literatura y las artes.


 Una pregunta relevante y oportuna

Los científicos suelen descuidar lo que no pueden medir para reducir el sesgo en sus datos y atender mejor a su objeto de estudio: el conductismo descuidó el papel central de los procesos cognitivos y afectivos;  el cognitivismo descuidó el papel de los procesos afectivos.  Si bien las ciencias conductuales y cognitivas siguen siendo esenciales para el estudio de la mente, el cerebro y la conducta, dado que a menudo se considera que las emociones involucran tanto aspectos cognitivos como tendencias conductuales, una era de afectivismo puede verse como un sucesor natural potencial de ambos.  las eras del conductismo y el cognitivismo: naturalmente incorporaría ambas perspectivas.  En este sentido, quizás el creciente interés por las ciencias afectivas surja de la maduración del estudio científico de cómo y por qué pensamos de la forma en que pensamos y hacemos las cosas que hacemos.


Pero la relevancia de la cuestión de si estamos o no en una nueva era depende, quizás, no solo de una apreciación del progreso científico histórico o de la contribución de las ciencias afectivas, sino también de cómo se definen los procesos cognitivos.


 Si se supone que todos los procesos mentales, incluidos los procesos afectivos, son incluidos por la palabra "cognitivo", entonces se podría decir que cualquier florecimiento de las ciencias afectivas es simplemente parte del desarrollo ulterior de las ciencias cognitivas;  como tal, la pregunta tal vez pueda parecer irrelevante.


Sin embargo, preguntarlo constituiría al menos un llamado para que nuestros colegas consideren los avances en las ciencias afectivas a la luz de sus propios modelos e investigaciones: considerar los procesos afectivos en modelos cognitivos y conductuales bien puede aumentar el poder explicativo y predictivo de tales modelos.  


Los autores esperan que este breve artículo de opinión pueda iniciar y estimular un debate constructivo, interdisciplinario y apasionado.


Los avances conceptuales, metodológicos y técnicos de las últimas décadas han demostrado que los procesos afectivos son, sin duda, esclarecedores a la hora de comprender tanto la conducta como la cognición.  Si bien, en última instancia, será responsabilidad de los historiadores de la ciencia determinar si ha comenzado o no una nueva era, dado el innegable impacto de los efectos afectivos.


Hasta aquí el artículo, quiero dar otras definiciones: Afectividad es la susceptibilidad que el ser humano experimenta ante determinadas alteraciones que se producen en su entorno


“La afectividad es el amplio dominio de la vida de la mente al que pertenecen los estados: sensación, emoción, sentimiento, estado de ánimo (en el sentido técnico de estado moral: depresión, optimismo, ansiedad... ). Hoy llamamos afectos a todos estos estados que nos influyen o motivan. La afectividad es una de las áreas de la experiencia vivida, junto con la inteligencia y la motricidad”. 


https://es.m.wikipedia.org/wiki/Afectividad


Si quieres leer más sobre afectividad:


Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. «afectividad». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).

Aristóteles, Cat., 9b.


Abbagnano, Nicola (1986). Diccionario de filosofía. Ciudad de México: Fondo de cultura económica. pp. 24 y ss. ISBN 968-16-1189-6.


Brett, George S. Historia de la Psicología. Editorial Paidós SA.


Spinoza, Baruch. Ética demostrada según el orden geométrico. Fondo de Cultura Económica. ISBN 968-16-0497-0.


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Damasio, Antonio. En busca de Spinoza. Editorial Crítica. ISBN 978-84-8432-676-2.


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Stets, J. E., & Turner, J. H. (eds.). Handbook of the Sociology of Emotions (Vol. 2). (Springer, 2014).

Author contributions


The online version contains supplementary material available at Nature HumaN BeHaviour | VOL 5 | JuLy 2021 | 816–820 | www.nature.com/nathumbehav